Jos Snchez Tortosa
La tirana de los alumnos, la frustracin de los profesores y la guerra en las aulas
..................................... 13
.......................................................... 23
................................................... 39
................... 51
....................... 55
................................................. 67
............................................... 70
............................................... 77
................................................... 82
.............................................. 87
..................................... 97
....................................................... 101
....................................... 104
....... 115
................................................................. 125
.................................................... 132
................................................................... 141
...................................................... 148
....................... 155
................................................ 161
........................................... 164
................. 169
...... 175
A Laura y Alba,
por ensearme con la inocencia del que no pretende ensear.
A todos mis alumnos, a pesar de tener la poca delicadeza de hacerse mayores. De ellos he aprendido ms de lo que ellos habrn aprendido de m.
A GabrielAlbiac, al que considero maestro, por ensearme que no hay maestros.
Ya todos los profesores a los que, a pesar de todo, les sigue apasionando ensear
El estudiante actual es un brbaro
que se cree libre.
MENN. -S, Scrates, pero cmo es que dices eso de que no aprendemos, sino que lo que denominamos aprender es reminiscencia? Podras ensearme que es as? [...]
SCRATES. -Pero no es fcil! Sin embargo, por ti estoy dispuesto a empearme. Llmame a uno de tus numerosos servidores que estn aqu, al que quieras, para que pueda demostrrtelo con l.
MENN. -Muy bien. (A un servidor) T, ven aqu.
SCRATES. -Es griego y habla griego?
MENN. -Perfectamente; naci en mi casa.
SCRATES. -Pon entonces atencin para ver qu te parece lo que hace: si recuerda o est aprendiendo de m.
ste libro es absolutamente novedoso, aunque su novedad tiene veinticinco siglos. Es, por tanto, casi tan novedoso como el tema que aborda. Parte de una base terica sugerida en cierto texto clsico a travs de una pequea historia. Es la historia de una esclavitud rota. Es la historia del esclavo de Menn.
La educacin es la cuestin filosfica central desde Scrates y Platn y hoy da lo es ms que nunca. Los dems problemas humanos, es decir, no slo los relativos al conocimiento en general sino a lo social y a lo poltico, a la mera convivencia, podramos decir, derivan de l. De nada sirve escribir libros sobre historia, poltica y otras materias tiles si los lectores potenciales, sencillamente, no saben leer o se lo impide su fanatismo. Y es que el fantico es siempre un maleducado, ya que no ha sido educado sino adoctrinado, y todo lo que no forme parte de su fe, de lo que siente como verdad absoluta, eterna e inmutable, carece de valor para l. Si hay un modo de cambiar el mundo, de variar su rumbo, no se me ocurre otro que la educacin.
El rango de filsofo, que puede sonar a nuestros odos con una solemnidad pomposa de altas cumbres y extravagantes frases, fue para Scrates el nombre de una absoluta modestia, de una humildad intelectual que lo distingua de aquellos que se hacan llamar sofistas (sabios), aquellos que crean saber, esa vanidad tan tpicamente humana y, con la mayor frecuencia, tan tpicamente peligrosa. Scrates se define a la contra como filsofo porque no sabe nada y porque esa nica certeza es, paradjicamente, la condicin indispensable para investigar y aprender lo que no se sabe. Proceso sin fin, ya que el filsofo por definicin desea o busca el saber (eso significa el vocablo griego filo-sofia), pero nunca ser tan tonto de creerse sabio. Esta certeza nica que impulsa el saber nos indica que la distancia entre todo saber humano y la verdad absoluta acerca de todo lo que existe ser siempre infinita. Sin embargo, esos pequeos tomos de conocimiento arrancados a la inmensidad ciega del universo son indispensables para que el ser humano sea autnticamente humano. Y porque nunca llega de forma definitiva a meta final alguna el conocimiento, siempre estar en disposicin de avanzar. El conocimiento humano progresa gracias al error, a base de someterse a crtica a s mismo constantemente, planteando y replanteando una y otra vez y desde ngulos an sin explorar las ideas, conceptos, hiptesis, conjeturas y teoras que en cada momento se van proponiendo.
No obstante, si el filsofo dice no saber nada, ni siquiera qu es lo que buscamos, cmo estar seguros de que hemos encontrado lo que buscbamos? Y, por lo tanto, cmo es posible ensear? Cmo es posible siquiera el conocimiento? ste es el astuto argumento que el sofista Menn arroja a Scrates con una media sonrisa de vic Si Scrates estuviera equivocado y vuestra mente fuera una pgina en blanco en la que las autoridades (polticas, religiosas, escolares, gremiales, juveniles...) lo escribieran todo, no podrais ms que admitir lo que se os dijera y someteros a ello como a una verdad revelada desde fuera y no descubierta desde dentro.
Basta con observar a un nio que est aprendiendo a hablar para comprobar la fuerza de la tesis platnica segn la cual el conocimiento es slo recuerdo. Primero, porque aprende a hablar con una sorprendente independencia de lo que el adulto cree estar ensendole, y cada da pronuncia palabras que nadie recuerda haber pronunciado en su presencia y, lo que es ms fascinante, aplicadas en la forma correcta. Pero, adems, el conocimiento es recuerdo porque, como capacidad, est en el sujeto desde siempre, es decir, no ha sido instalado en l en momento alguno como si fuera un simple programa de orde Aprender es recordar las verdades racionales que, de forma latente, estn en todo ser humano. La prueba de ello se puede hallar en el aprendizaje verbal del nio, que elige siempre por defecto la forma regular de los verbos (o sea, la racional, y no la arbitraria o convencional) y nunca la excepcin, a no ser que se le ensee as desde fuera. Por eso dicen ponido, yo hazo, etctera.