Zilli Edith - Las nieblas de Avalon 01 - Maestra de Magia

Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

Supongo que cabalgo mucho y no camino lo suficiente, T no has perdido el aliento . Es que estoy habituada a subir hasta aqu, y no siempre uso el camino de las procesiones explic ella . Y en la isla de los Sacerdotes ni siquiera se ve la sombra del anillo de piedras coment Lanzarote . No. En su mundo slo existen la iglesia y su torre. Si usramos los odos del espritu podramos or la s

campanadas. Aqu son sombras; en su mundo, las sombras somos nosotros . Lanzarote se estremeci y pareci que una nube hubiera cubierto el sol . Y t, tienes el don de la videncia? Puedes ver a travs del velo que separa los mundos ? Todo el mundo lo tiene asever Morgana, pero yo he aprendido a usarlo mejor que la mayora. T e
gustara ver, Galahad ? l volvi a estremecerse . No me llames por ese nombre, prima, te lo ruego . Ella se ech a rer . Vives entre cristianos, pero an crees, como el pueblo de las hadas, que quien conozca tu verdader o
nombre puede mandar sobre tu espritu. T sabes mi nombre, primo. Cmo quieres que te llame? Lanza ?
Como gustes, salvo por el nombre que me dio mi madre. Su voz an me asusta cuando lo pronuncia co n segn que tono. Es como si hubiera mamado el miedo en sus pechos . Ella le apoy la punta de los dedos en el entrecejo, el sitio sensible a la videncia, y sopl delicadamente all .
El joven lanz una exclamacin: por encima de ellos, el crculo de piedras pareci fundirse en sombras. Ante ellos se extenda ahora la cima del Tozal, con su pequea iglesia de adobe al pie de una torre de piedra en la que se vea un ngel toscamente pintado.
Lanzarote se persign rpidamente al ver que una fila de siluetas grises iba hacia ellos . Nos ven, Morgana? Su voz era un susurro spero . Puede que algunos de ellos nos vean como sombras. Pensarn que somos de los suyos o que el sol los h a
deslumbrado hacindoles ver algo que no existe. Morgana hablaba con voz sofocada, pues acababa de revelar un Misterio que no habra debido mencionar a un no iniciado. Pero nunca en su vida haba sentido tal intimidad con nadie.
Y lo oy cantar delicadamente : Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros... Y mientras musitaba aquella cancin, la iglesia se desvaneci y el crculo de piedras volvi a levantarse a s u
lado.
Por favor pidi ella, quedamente. Es una ofensa a la Gran Diosa cantar eso aqu. El mundo que ella cre no tiene pecados. Como quieras. Lanzarote guard silencio. Una vez ms, la sombra de una nube pas por su rostro. Su
voz era tan musical y dulce que cuando dej de cantar, ella la ech de menos. Tocas el arpa. Lanza? Tienes la hermosa voz de los bardos.
Me ensearon de pequeo. Despus slo recib el adiestramiento que corresponde a un caballero. Mi gran amor por la msica slo sirve para que me disgusten los sonidos que emito.
De veras? Los aspirantes a druidas tienen que ser bardos antes de ser sacerdotes, pues la msica es una de las claves para entender las leyes del universo.
El suspir.
Qu tentacin! Sera uno de los pocos motivos para abrazar esa vocacin. Pero has visto alguna aldea saqueada por los sajones, Morgana? l mismo respondi: No, claro; vives protegida aqu, fuera del mundo donde suceden esas cosas. Pero yo tengo que pensar en ellas.
Se qued absorto, como si contemplara cosas horribles.
Si la guerra es tan mala observ ella, por qu no protegerte de ella aqu? Muchos de los ancianos druidas murieron en el ltimo acto mgico que sirvi para apartar este lugar de la profanacin, y no tenemos suficientes hijos varones para que los reemplacen.
El suspir.
Si consiguiera que todos los reinos fueran tan apacibles como Avaln, me quedara con gusto para siempre. Pero no me parece digno de un hombre esconderme mientras otros tienen que sufrir fuera de aqu. No hablemos ahora de esto, Morgana. Djame olvidarlo por hoy, te lo ruego. He venido en busca de unos das de paz. No me la concedes?
Su voz, musical y grave, tembl un poco. Su dolor hiri tan profundamente a Morgana que por un momento temi echarse a llorar. Le apret la mano.
Ven dijo. Queras ver el panorama.
Se apartaron del crculo de piedras para contemplar el lago. Alrededor de la isla se extenda el agua refulgente, que ondulaba ligeramente a la luz del sol; otras islas se elevaban en la neblina, difuminadas por la distancia y por el velo mgico que retiraba a Avaln del mundo.
No muy lejos de aqu dijo l existe una antigua fortaleza de las hadas, en la cima de la colina; desde su muralla se pueden ver el Tozal y el lago, y una isla que tiene forma de dragn enroscado... Hizo un gesto con su bien formada mano.
Conozco ese lugar dijo Morgana. Est en una de las antiguas lneas de poder que cruzan la tierra. Una vez me llevaron all para que percibiera las energas terrestres. El pueblo de las hadas saba de esas cosas; yo las percibo un poco, siento el cosquilleo de la tierra y del aire. Y t? Siendo hijo de Viviana tienes la misma sangre.
l coment en voz baja:
Aqu, en esta isla mgica, resulta fcil sentir el cosquilleo de poder en el aire y en la tierra.
Apart la mirada y se desperez con un bostezo. La escalada debe de haberme fatigado ms de lo que esperaba; adems, he pasado gran parte de la noche cabalgando. Me gustara sentarme al sol y comer un poco de ese pan que trajiste.
Morgana lo condujo hasta el centro mismo del crculo de piedras, pensando que, si tena alguna sensibilidad, no dejara de captar aquel gran poder.
Acustate en la tierra y ella te llenar de energas dijo mientras le entregaba un pedazo de pan bien untado de mantequilla y miel. Comieron lentamente. l le cogi la mano, juguetn, para chuparle un poquito de miel de los dedos.
Qu dulce eres, prima ri.
Ella sinti que todo su cuerpo cobraba vida ante el contacto. Le cogi la mano para devolver el gesto, pero de pronto se la solt como si quemara: lo que para l era slo un juego para ella no lo sera jams. Le volvi la espalda, escondiendo en la hierba la cara ardiente. El poder de la tierra pareca correr por ella, colmndola con la energa de la misma Diosa.
Eres hijo de la Diosa dijo por fin. No sabes nada de sus Misterios?
Muy poco, aunque mi padre me cont una vez cmo fui concebido: soy hijo del Gran Matrimonio entre el rey y la tierra. Por eso tendra que ser leal al suelo de Britania, que es mi madre y mi padre. De pronto la mir a la cara. T eres como la Diosa de este lugar. S que en el culto antiguo, hombres y mujeres se unen bajo su poder, aunque los sacerdotes querran prohibirlo, as como preferiran derribar todas las piedras antiguas como stas y las de Karnak. Ya lo han intentado, pero la tarea es muy grande. La Diosa lo impedir se limit a decir Morgana.
Tal vez. Lanzarote alz una mano para tocarle la media luna azul de la frente. ste es el punto donde me tocaste para hacerme ver el otro mundo. Tiene algo que ver con la videncia, Morgana, o es otro de esos Misterios de los que no puedes hablar? Bueno, no te lo preguntar. Pero siento como si hubiera sido llevado a una de las antiguas fortalezas de las hadas donde, segn dicen, pueden pasar cien aos en una sola noche.
No tanto corrigi Morgana riendo, aunque es cierto que all el tiempo transcurre de otro modo. Pero dicen que algunos de los bardos an pueden ir y venir entre el mundo y el pas de los duendes. Se ha adentrado en las brumas ms que Avalen, eso es todo. Y al hablar se estremeci.
Tal vez dijo Lanzarote, cuando vuelva al mundo real los sajones habrn desaparecido, definitivamente derrotados.
Y llorars por no tener ya motivos para vivir?
l cabece, riendo, sin soltarle la mano. Al poco rato dijo en voz baja:
Has ido a los fuegos de Beltane para servir a la Diosa?
No respondi Morgana con voz queda. Ser virgen mientras la Diosa lo desee; lo ms probable es que se me reserve para el Gran Matrimonio.
Inclin la cabeza, dejando que el pelo le cayera sobre la cara. Ante l era tmida, como si lo creyera capaz de leerle el pensamiento y adivinar el deseo que la invada. Estara dispuesta a abandonar su virginidad si l se lo peda? Hasta entonces la prohibicin nunca le haba resultado penosa; ahora era como si entre los dos se interpusiera una espada de fuego. Hubo un largo silencio, y mientras, tanto las nubes pasaban delante del sol proyectando sus sombras; no se oa ms que el zumbido de pequeos insectos en la hierba. Por fin Lanzarote la acerc a l para depositar un beso suave, que ardi como fuego, en la media luna de su frente. Su voz son suave e intensa.