Heinlein - Hija de Marte

Robert Heinlein

Hija de Marte

Toda mi vida he deseado ir a la Tierra. No para vivir en ella, por supuesto; slo para verla. Como todo el mundo sabe, Tierra es un lugar maravilloso para ser visitado, pero no para vivir en l. En realidad no resulta muy adecuada a la vida humana.

Personalmente, no estoy convencida de que la raza humana originara en la Tierra. Hasta qu punto puede confiarse en evidencia de unos cuantos kilos de huesos antiguos y en las opiniones de los antroplogos -que de todas formas siempre estn contradicindose unos a otros- cuando nos piden que veamos algo que desafa de modo tan patente el sentido comn?

Piensen en esto: la aceleracin de la superficie de la Tierra es indudablemente exagerada para la estructura humana. Sabido es que de ello resultan los pies planos, las hernias y los problemas cardiacos. El modo en que los rayos del sol inciden en la Tierra podra matar en un tiempo sorprendentemente breve a cualquier humano que no estuviera protegido. Acaso conocen ustedes algn otro organismo que haya de protegerse artificialmente de lo que se supone que es su ambiente natural con objeto de permanecer vivo? En cuanto a la ecologa terrestre

Pero no importa. Es imposible que nosotros los humanos seamos originarios de la Tierra. Ni tampoco, si hemos de ser sinceros, de Marte, aunque Marte es el lugar que ms se aproxima ideal dentro de lo que en la actualidad puede encontrarse en el sistema planetario. Probablemente, el Planeta Perdido fue nuestro primer hogar. Sin embargo, siempre pienso en Marte como mi hogar y siempre desear volver a l por mucho que viaje en aos futuros. Y me propongo viajar hasta muy, muy lejos.

En primer lugar deseo visitar la Tierra no slo para ver cmo diablos consiguen vivir ocho mil millones de personas casi amontonadas las unas sobre las otras -ya que poco ms de la mitad del rea terrestre es apenas habitable-, sino sobre todo para ver los ocanos a buena distancia, claro. Los ocanos no slo me resultan fantsticamente imposibles, sino que su misma idea me aterra. Esa enorme cantidad de agua que ni siquiera puedo concebir y sin confines. Aguas tan profundas que, si me cayera en ellas, me cubriran la cabeza. Increble! Y ahora nos vamos all!

Tal vez debera comenzar por presentarnos. Presentar a la familia Fries, quiero decir.

Yo soy Podkayne Fres -Poddy para mis amigos, y desde este momento ya podemos considerarnos amigos-, hembra y adolescente. Tengo ocho aos y unos meses.

Descalza, mido un metro cincuenta y siete y peso cuarenta y nueve kilos. En cuanto a mi desarrollo, el to Tom lo describe as: Apetitosa y casi a punto de lograr marido.

Descripcin bastante justa, ya que una ciudadana de Marte puede contraer matrimonio sin repudia de su tutor al cumplir los nueve aos. Sin embargo, no soy romntica y ni tan siquiera se me ocurrira la idea de un matrimonio limitado en mi noveno cumpleaos. No es que me oponga al matrimonio a su debido tiempo, ni creo tener problemas para hacerme con el varn de mi gusto. Pero tengo otros planes.

En estas memorias voy a ser ms franca que modesta, porque no se publicarn hasta que ya sea vieja y famosa y, por supuesto, las corregir antes de ese da. Mientras tanto, he tomado la precaucin de redactarlas en ingls segn la antigua escritura marciana.

Estoy segura de que un padre podra resolver esta combinacin, mi clave secreta, pero l nunca lo hara a menos que yo le invitara. Pap es un encanto y no anda espindome. Mi hermano Clark s querra hacerlo, pero l considera el ingls una lengua muerta y, por otra parte, jams se molestara en tratar de descifrar la antigua escritura marciana.

Tal vez hayan visto un libro titulado: Once aos de edad. La crisis de adaptacin del varn preadolescente. Yo lo le confiando en que me ayudara a entenderme con mi hermano. (Clark tiene slo seis aos, pero esos once aos a que ttulo son aos terrestres, ya que el libro se escribi en la Tierra. Si aplicamos el factor de conversin 1,8808 para los aos verdaderos -es decir, aos marcianos-, se comprobar que mi hermano tiene exactamente once segn esos aos inferiores a lo normal que utilizan en la Tierra.) Ese libro no me ayud mucho. Se habla en l de suavizar la transicin al grupo social, pero no existen todava indicaciones de que Clark se proponga unirse alguna vez a la raza humana. Lo ms probable es que invente el modo de hacer explotar el universo slo para darse el gustazo de or el estallido. Como l est a mi cargo la mayor parte del tiempo, y como tiene coeficiente intelectual de ciento sesenta, mientras que el mo slo es de ciento cuarenta y cinco, comprendern claramente que necesito todas las ventajas que puedan darme la edad y madurez. En la actualidad mi lema habitual es: Mantnte guardia y nunca aceptes el chantaje.

Pero volvamos a m. Por mis antepasados soy toda una mezcla de razas. La parte sueca domina en mi aspecto, con algunos matices polinesios y asiticos que aaden cierto aire extico. Tengo las piernas muy largas para mi estatura, mido cuarenta y ocho centmetros de cintura y noventa de pecho. No todo costillas, se lo aseguro; aunque nosotros, las antiguas familias coloniales, tendemos todas a un desarrollo pulmonar hipertrofiado, parte de esos centmetros corresponde al normal desarrollo sexual secundario. Aparte de eso tengo el pelo de un rubio muy claro, ondulado, y soy bonita. No hermosa -Praxteles no me habra mirado dos veces-, pero la belleza autntica con frecuencia asusta a los hombres o bien les convierte en seres difcilmente manejables. Si una es bonita y sabe administrarse cuenta con una buena baza a su favor.

Hace un par de aos sola lamentarme de no haber nacido chico, teniendo en cuenta mis ambiciones; pero al fin comprend que eso era una bobada, como lamentarse por no tener alas. Segn dice mi madre, hay que trabajar con los materiales de que se dispone y he descubierto que los materiales de que dispongo son adecuados. En realidad he llegado a descubrir que me gusta ser hembra. Mi equilibrio hormonal es perfecto y estoy muy bien ajustada al mundo que me rodea, y viceversa. Soy lo bastante lista para no tener que andar demostrndolo sin necesidad. Tengo el labio superior pronunciado, y la nariz corta, y cuando arrugo la nariz y adopto una expresin de desconcierto, los hombres se sienten generalmente muy satisfechos de ayudarme, en especial si me doblan la edad.

Hay muchos modos de hacer un clculo balstico, aparte de contar con los dedos.

sa soy yo: Poddy Fries, ciudadana libre de Marte, futuro piloto y algn da comandante de un grupo de exploracin espacial. Ya lo vern en las noticias.

Mi madre es el doble de guapa que yo y mucho ms alta de lo que ser jams; parece una valquiria a punto de salir galopando por el cielo. Tiene el ttulo, valedero en todo el sistema planetario, de Ingeniero Maestro en la Construccin y Superficie de Cada Libre, y tiene derecho a llevar no slo la Medalla Hoover, sino la Orden de los Cristianos, de la que es comendador por haber dirigido la reconstruccin de Deimos y Fobos. Pero mi madre es algo ms que el tradicional ingeniero sabihondo; tiene un empaque social que le permite mostrarse a voluntad agradablemente encantadora o terriblemente intimidadora; posee numerosos ttulos honorarios y publica importantes opsculos como el titulado:

Criterio de diseos con respecto a los efectos de la radiacin en la unin de las estructuras Sandwich cargadas de presin.

Como mam casi siempre est fuera de casa por razones profesionales, me veo obligada, muy a mi pesar, a ocuparme de mi hermano menor. Sin embargo, supongo que es una buena prctica. Cmo espero dirigir mi propia nave si no soy capaz de dominar a un salvaje de seis aos? Mi madre dice que el jefe que se ve forzado a hacerle la raya del pelo a un subordinado con una llave inglesa ha fallado en algn punto, as que trato de controlar a nuestro pequeo nihilista sin recurrir a la violencia. Adems, utilizar la violencia con Clark es muy arriesgado; tiene mi talla y encima juega sucio.