George Orwell - El le?n y el unicornio y otros ensayos

George Orwell

Ttulo original: The Collected Essays. Journalism and Letters of George Orwell

George Orwell, 1968

Traduccin: Miguel Martnez-Lage

Diseo de cubierta: akg-images

Editor digital: German25

ePub base r1.2

NOTA EDITORIAL

L a presente edicin recoge una seleccin de textos de George Orwell escritos entre 1936 y 1949. Los contenidos se han ordenado segn la fecha de publicacin, excepto cuando se indica lo contrario. Para las traducciones se ha seguido la edicin en cuatro volmenes de sus ensayos, escritos periodsticos y cartas realizada por Sonia Orwell e Ian Angus en 1968 ( The Collected Essays, Journalism and Letters of George Orwell , cuatro volmenes, Nueva York, Hartcourt, Brace & Co.).

PRLOGO
LA LEY OCULTA

E n 1998 se public en el Reino Unido la obra completa de George Orwell en veinte volmenes. Para un escritor que muri a los cuarenta y siete aos no es que sea una produccin escasa; queda claro, adems, que no slo es el autor de Homenaje a Catalua, Rebelin en la granja o 1984 . Dicha edicin no tuvo una gran tirada; a da de hoy es muy difcil -y carsimo- hacerse con una coleccin a la que no falte un solo tomo. La publicacin corri a cargo de Secker & Warburg, un sello de prestigio que entonces era (y hoy sigue siendo) parte de la mastodntica Random House. El trabajo editorial primoroso y soberbio que se trenza en esos millares de pginas es fruto de los aos de desvelo y examen escrupuloso que ha dedicado Peter Davison a compilar y esclarecer la obra del escritor britnico ms influyente de mediados del siglo XX. A los cincuenta aos de su muerte ya era un clsico con todas las de la ley. Y diez aos ms tarde lo es ms que nunca.

Orwell es sin ningn gnero de dudas un forjador de fbulas y mitos de validez universal. Se ha dicho tambin que fue el ltimo puritano, un santo laico, la conciencia invernal de una generacin (V. S. Pritchett). Igual que T. E. Lawrence, quiso ser un hombre de accin y revelar a la vez lo fraudulento de tal empresa. Tuvo que sufrir, aunque fuera un sufrimiento autoinducido: sufri por la causa del ciudadano de a pie, al margen de fronteras y naciones, fuera cual fuera la ideologa que lo tiranizaba. Y desconfi de toda muestra de acatamiento, de toda manifestacin de correccin poltica, eufemismo infeccioso que detect mucho antes de que fuese una realidad patente.

En Por qu escribo, texto de 1946 que aqu se incluye, Orwell desgrana cules son las motivaciones de quien se pone a escribir y las clasifica en cuatro bloques: egosmo puro y duro, entusiasmo esttico, impulso histrico y propsito poltico. Son razones encontradas, claro est, que no se dan en la misma medida. En su caso, es evidente que prima la cuarta. Como l mismo seala:

La guerra de Espaa y otros sucesos de 1936-1937 cambiaron mi escala de valores y me permitieron ver las cosas con mayor claridad. Cada rengln que he escrito en serio desde 1936 fue creado, directa o indirectamente, en contra del totalitarismo y a favor del socialismo democrtico [] Me parece una rematada tontera, en una poca como la nuestra, pensar siquiera que se puede evitar el escribir sobre tales asuntos [] Slo es cuestin de elegir bando y posicin. Cuanto ms consciente es uno de su sesgo poltico, mayores posibilidades tiene de actuar polticamente sin sacrificar su esttica ni su integridad intelectual.

No obstante, el grado de compromiso que adquiere lo lleva a formular esta postura de un modo que causa todava honda impresin por la cordura demoledora de su actitud autocrtica, y es que aade: No se puede escribir nada legible a menos que uno aspire a una anulacin constante de la propia personalidad. La buena prosa es como el cristal de una ventana [] Al repasar mi obra, veo que de manera invariable, cuando he carecido de un objetivo poltico, he escrito libros exnimes, y me han traicionado en general los pasajes grandilocuentes, las frases sin sentido, los eptetos y los disparates. Llev a tal extremo esta coherencia que repudi dos de sus cuatro primeras novelas precisamente por estas razones.

Orwell es un modelo que cualquier escritor debiera tener en mente por su tica y por su teora esttica, resumida en estas lneas y demostrada con pelos y seales en cada uno de sus textos. Los que se recogen en este volumen vienen a constituir, para entendernos, una seleccin de las caras B de una discografa esencial. Y cualquier buen melmano sabe que al dorso de los grandes xitos es donde se encuentran autnticas joyas. En esa lnea de tensin entre la ficcin y la no ficcin es donde se halla una clave esencial para entender a Orwell. A veces me pregunto qu habra sido de Orwell sin tuberculosis galopante, o si la estreptomicina hubiese llegado antes y hubiese funcionado mejor y su vida hubiera tenido una duracin normal. Es una especulacin sin sentido; el propio Orwell brome, poco antes de morir, cuando dijo que ningn escritor muere mientras no haya dicho todo lo que tiene que decir. A pesar de todo, me permito dudar de que en el campo cada vez ms esquilmado y angosto de la novela hubiera dado sus mejores frutos. En cambio, tengo la certeza, y no soy el nico, de que su trabajo de no ficcin, ensayos y artculos y reportajes y documentales y polmicas y diagnsticos y crtica (literaria, social, poltica), habra llegado a ser un monumento literario de mayor envergadura de la que ya tiene, y de la que en este volumen queda cumplida muestra.

Fuera de Inglaterra, a Orwell se le conoce por sus dos grandes novelas y, como es lgico, por Homenaje a Catalua . Su amigo Cyril Connolly a menudo apremi a Orwell para que abandonara el periodismo y el ensayismo de sesgo poltico, para que volviera a escribir novelas. l mismo manifest alguna vez esa aspiracin: al menos, su viuda afirm que su deseo era retirarse del mundanal ruido y escribir una novela decente al ao. Yo no creo que le hubiera sido posible: Orwell, precisamente por defender al individuo contra el Estado y la represin, no podra haberse abstenido de lo colectivo, de su vocacin irrenunciable de ciudadano activo en la polis. Connolly, que fue adems editor de no pocos ensayos de Orwell (los publicados en Horizon , la revista que diriga), y que es tambin el causante de que Orwell comenzara Ay, qu alegras aquellas, un texto autobiogrfico seero y controvertido -ambos estudiaron juntos de adolescentes, y Connolly le propuso que pusiera por escrito sus recuerdos cuando l hizo lo propio en la tercera parte de Enemigos de la promesa (1938)-, pertenece al tipo de intelectual ingls que representa el divorcio de la sensibilidad poltica y literaria, que precisamente la vida y la obra de Orwell contradicen de plano, a conciencia. Es un divorcio contra el que Orwell clama a menudo, y est en la raz del ataque contundente y efectivsimo que lanza contra W. H. Auden en En el vientre de la ballena.

En este sentido, es notable, por ejemplo, la atencin que Orwell presta a la cultura popular: sabe que es la ms difundida, y por tanto la que ms influye, y por tanto muy digna de atencin. Su lectura -es de hecho lo que ms destaca en este Orwell: su aficin a la lectura y su perspicacia lectora- de los semanarios juveniles, de las novelas de quiosco o pulp fiction , si se quiere, da lugar a una serie de estudios pioneros d sociologa de la literatura, de anlisis claros y directos de asuntos ante los que suele escurrir el bulto la crtica oficial.

En el vientre de la ballena es un ensayo en el que elogia el arte de Henry Miller, cuyo cinismo y postura apoltica le asqueaban de un modo que, en su eficacia y coherencia, debiera sentar una pauta a la hora de escribir sobre un autor tan prometedor, enemigo o no de lo que fuera. Igual procede al distinguir la excelencia artstica de Eliot y Kipling, sin dejar de denunciar la deshumanizacin y el pesimismo desolador de sus planteamientos polticos. Hace falta estar hecho de una pasta muy especial para dar un premio a Pound y condenar sin paliativos la persona del gran poeta, a quien tacha -a l, no a sus poemas-, con razn demostrada, de antisemita, criminal de guerra y racista repugnante.