Christie - Hacia cero
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- Book:Hacia cero
- Author:
- Genre:
- Year:2009
- Rating:5 / 5
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Hacia cero: summary, description and annotation
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Hacia cero — read online for free the complete book (whole text) full work
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Es usted desconfiado, verdad?
No conduce a nada dejarse hipnotizar por cincuenta mil libras dijo Battle imperturbable. Muchos asesinatos han sido cometidos por menos de cincuenta libras. Depende de cunto se desee el dinero. Barrett recibe un legado... y puede que haya tomado la precaucin de dormirse a s misma para alejar sospechas.
Por poco se muere. Lazenby no nos ha dejado interrogarla todava.
Pudo haber exagerado la dosis por ignorancia. Hurstall puede haber estado muy necesitado de dinero. Y la seorita Aldin, si no tiene capital propio, puede haber deseado darse un poco de buena vida antes de que sea demasiado vieja para disfrutar.
El Jefe Superior pareca lleno de dudas.
Bueno dijo. All ustedes. Continen con su tarea.
No se haba encontrado nada sospechoso e interesante en ninguno de los dormitorios. Los criados pedan que se les dejara proseguir con las faenas domsticas. Les autorizar a hacerlo?
Supongo que ser mejor dijo el superintendente Battle. Pero primero me voy a dar una vuelta yo mismo a los pisos superiores. Las habitaciones que no se hacen con mucha frecuencia nos dicen algunas veces algo sobre sus ocupantes que es conveniente saber.
El sargento Jones puso encima de la mesa una pequea caja de cartn.
De la chaqueta azul oscuro del seor Nevile Strange anunci. Los cabellos rojos estaban en el puo, los rubios en la parte interior del cuello y en el hombro derecho.
Battle sac de la capa los dos largos cabellos rojos y la media docena de rubios y los mir.
Muy conveniente dijo con una chispita en los ojos. Una rubia, una pelirroja y una morena en la casa. De este modo sabemos en seguida por dnde andamos. Pero, rojo en el puo y rubio en el cuello? El seor Strange parece tener algo de Barba Azul. Rodeando a su esposa con un brazo y con la cabeza de la otra apoyada en su hombro.
La sangre de la manga ha sido enviada a analizar, seor. Nos llamarn tan pronto tengan el resultado.
Leach asinti.
Qu hay de los criados?
Segu sus instrucciones, seor. Ninguno de ellos haba anunciado su marcha ni parece probable que alimentara un resentimiento contra la anciana. Era severa, pero la queran. Y en cualquier caso, era la seorita Aldin la que se entenda con los criados. Parece ser que tiene muchas simpatas entre todos ellos.
Desde el momento en que le puse los ojos encima comprend que era una mujer eficiente dijo Battle. Si ella es nuestra asesina, no ser fcil colgarla.
Jones pareci sorprendido.
Pero las huellas del bastn, seor, eran...
Ya lo s, ya lo s... dijo Battle. Eran del muy servicial seor Strange. Existe una creencia general de que a los atletas no les sobra cabeza (lo que, dicho sea de paso, no tiene nada de cierto), pero no puedo creer que Nevile Strange sea un retrasado mental. Qu hay de ese cocimiento de la doncella?
Siempre estaba en el estante del bao de servicio, en el segundo piso. Sola poner las vainas en agua a medioda, y las tena as hasta la noche, cuando iba a acostarse.
De modo que cualquiera pudo acercarse al cocimiento. Es decir, cualquiera de la casa.
Leach dijo con conviccin:
No hay duda de que el asesino es uno de los de la casa.
S, eso creo. No es que sea uno de esos asesinatos de crculo cerrado. Cualquiera que tuviera una llave pudo haber abierto la puerta principal y entrar en la casa. Nevile Strange tena la llave anoche, pero probablemente hubiera sido sencillo hacerse una, o un entendido podra abrir la puerta con un poco de alambre. Pero no me imagino a un extrao sabiendo lo de la campanilla y que Barrett tomaba sena por las noches. Toda esta informacin slo puede tenerla alguien de la casa. Vamos, Jim, hijo. Vamos arriba, a ver ese bao y todo lo dems.
Empezaron por el ltimo piso. Primero un cuarto trastero, lleno de muebles viejos y rotos y antiguallas de todas clases.
No he examinado nada de eso, seor dijo Jones. No saba...
No saba usted lo que tena que buscar? Tiene usted mucha razn. Sera perder el tiempo. A juzgar por el polvo del suelo, nadie ha entrado en esta habitacin desde hace por lo menos seis meses.
Todas las habitaciones de los criados estaban en aquel piso, as como dos dormitorios desocupados y un cuarto de bao. Battle ech una ojeada a cada habitacin observando que Alice, la doncella de los ojos saltones, dorma con la ventana cerrada; que Emma, la delgada, tena muchas fotografas de parientes amontonadas en su cmoda, y que Hurstall tena una o dos piezas de buena porcelana de Dresde y de Cown Derby, aunque rajadas.
El cuarto de la cocinera estaba escrupulosamente limpio y el de la pinche era un verdadero caos. Battle continu hasta el bao, que era el cuarto ms prximo a la boca de la escalera. Williams seal un estante largo colocado sobre el lavabo, en el que haba vasos y cepillos de dientes, varios ungentos, botellas de sales y una locin para el cabello. En un extremo del estante haba un paquete abierto de vainas de sena.
No haba huellas en el vaso o en el paquete?
Slo las de la doncella. Tom sus huellas en su habitacin.
No haba necesidad de tocar el vaso dijo Leach. Todo lo que haba que hacer era verter la sustancia dentro.
Battle baj las escaleras, seguido de Leach. Hacia la mitad de este primer tramo de la escalera haba una ventana colocada de un modo bastante difcil. Apoyado contra un rincn haba un palo, terminado con un gancho.
Con eso se baja el marco de la ventana explic Leach; pero no puede bajar ms que as, en evitacin de robos. Es demasiado estrecho para que pueda entrar nadie.
No estaba pensando en que se pudiera entrar dijo Batle con mirada preocupada.
Entr en el primer dormitorio del siguiente piso, que era el de Audrey Strange. Estaba pulcro y fresco, en el tocador haba cepillos de marfil y no haba ropas tiradas por la habitacin. Battle mir dentro del armario: dos trajes de chaqueta de color liso, un par de trajes de noche y uno o dos vestidos de verano. Los vestidos eran baratos, los trajes sastre caros y de buen corte, pero no nuevos.
Battle movi la cabeza afirmativamente. Se qued durante uno o dos minutos junto a la mesa de escribir, jugando con la bandejita de las plumas, colocada a la izquierda del secante.
Williams dijo:
No hay nada de inters en el secante ni en el cesto de los papeles.
Con su palabra me basta dijo Battle. No hay nada que ver aqu.
Continuaron hacia los dems cuartos. El de Thomas Royde estaba muy revuelto. Haba ropa sin recoger y pipas y cenizas sobre las mesas y junto a la cama, donde yaca a medio abrir: Kim, de Kipling.
Est acostumbrado a que los criados nativos le ordenen las cosas dijo Battle. Le gusta leer a los antiguos consagrados. Es un conservador.
El cuarto de Mary Aldin era pequeo, pero confortable. Battle mir los libros de viajes colocados en los estantes y los antiguos cepillos de plata abollados. Los muebles y el colorido de la habitacin eran ms modernos que los del resto de la casa.
Esta no es tan conservadora dijo Battle. Tampoco hay fotografas. No es de las que viven en el pasado.
Haba tres o cuatro cuartos desocupados, todos limpios y dispuestos para ser utilizados, y dos baos. Luego vena la gran habitacin de matrimonio de lady Tressilian. A continuacin, bajando tres pequeos escalones, se llegaba a los dos dormitorios y al bao ocupado por los Strange.
Battle no perdi mucho tiempo en el cuarto de Nevile. Por la ventana abierta mir los acantilados que caan, cortados a pico, sobre el mar. Estaba orientada al oeste, hacia Stark Head, que surga del agua, solitario e imponente.
Por la tarde le da el sol murmur. Pero por la maana la vista es muy sombra. Con la marea baja, adems, viene un olor de algas muy desagradable. Y aquel promontorio tiene un aspecto muy ttrico. No me extraa que atraiga a los suicidas.
Pas al cuarto contiguo, mayor que el que acababa de dejar, cuyo cerrojo haba sido descorrido.
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