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Thomas Hobbes - Leviatan

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Leviatan: summary, description and annotation

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Leviatn

Thomas Hobbes

Leviatn. Thomas Hobbes

INTRODUCCIN

LA NATURALEZA (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) est imitada de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre, que ste puede crear un animal artificial. Y siendo la vida un movimiento de miembros cuya iniciacin se hal a en alguna parte principal de los mismos por qu no podramos decir que todos los autmatas (artefactos que se mueven a s mismos por medio de resortes y ruedas como lo hace un reloj) tienen una vida artificial? Qu es en realidad el corazn sino un resorte; y los nervios qu son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artfice se lo propuso? El arte va an ms lejos, imitando esta obra racional, que es la ms excelsa de la Naturaleza: el hombre. En efecto: gracias al arte se crea ese gran Leviatn que llamamos repblica o Estado (en latn civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para cuya proteccin y defensa fue instituido; y en el cual la soberana es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; los magistrados y otros funcionarios de la judicatura y ejecucin, nexos artificiales; la recompensa y el castigo (me diante los cuales cada nexo y cada miembro vinculado a la sede de la soberana es inducido a ejecutar su deber) son los nervios que hacen lo mismo en el cuerpo natural; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; la saluspopuli (la salvacin del pueblo) son sus negocios; los consejeros, que informan sobre cuantas cosas precisa conocer, son la memoria; la equidad y las leyes, una razn y una voluntad artificiales; la concordia, es la salud; la sedicin, la enfermedad; la guerra civil, la muerte. Por ltimo, los convenios mediante los cuales las partes de este cuerpo poltico se crean, combinan y unen entre s, asemjanse a aquel fat, o hagamos alhombre, pronunciado por Dios en la Creacin.

Al describir la naturaleza de este hombre artificial me propongo considerar: 1 La materia de que consta y el artfice, ambas cosas son el hombre.

2 Cmo y por qu pactos, se instituye, cules son las derechos y el poder justo o la autoridad justa de un soberano; y qu es lo que lo mantiene o lo aniquila.

3 Qu es un gobierno cristiano.

Por ltimo qu es el reino de las tinieblas.

Por lo que respecta al primero existe un hecho acreditado segn el cual la sabidura se adquiere no ya leyendo en los libros sino en los hombres. Como consecuencia aquel as personas que por lo comn no pueden dar otra prueba de ser sabios, se complacen mucho en mostrar lo que piensan que han ledo en los hombres, mediante despiadadas censuras hechas de los dems a espaldas suyas. Pero existe otro dicho ms antiguo, en virtud del cual los hombres pueden aprender a leerse fielmente el uno al otro si se toman la pena de hacerlo: es el nosce te ivsurn, lete a ti mismo: lo cual no se entenda antes en el sentido, ahora usual, de poner coto a la brbara conducta que los titulares del poder observan con respecto a sus inferiores: o de inducir hombres de baja estofa a una conducta insolente hacia quienes son mejores que ellos. Antes bien, nos ensea que por la semejanza de los pensamientos y de las pasiones de un hombre con los pensamientos y pasiones de otro, quien se mire a s mismo y considere lo que hace cuando piensa,opina, razona, espera, teme, etc, y por qu razones, podr leer y saber, por consiguiente, cules son los pensamientos y pasiones de los dems hombres en ocasiones parecidas. Me refiero a la similitud de aquellas pasiones que son las mismas en todos los hombres: deseo, temor, esperanza. etc.: no a la semejanza entre los objetos de las pasiones, que son las cosas deseadas, temidas, esperadas, etctera.

Respecto de stas la constitucin individual y la educacin particular varan de tal modo y son tan fciles de sustraer a nuestro conocimiento que los caracteres del corazn humano, borrosos y encubiertos, como estn, por el disimulo, la falacia, la, ficcin y las errneas doctrinas, resultan nicamente legibles para quien investiga los corazones. Y aunque, a veces, por las acciones de los hombres descubrimos sus designios, dejar de compararlos con nuestros propios anhelos y de advertir todas las circunstancias que pueden alterarlos, equivale a descifrar sin clave y exponerse al error, por exceso de confianza o de desconfianza, segn que el individuo que lee, sea un hombre bueno o malo.

Aunque un hombre pueda leer a otro por sus acciones, de un modo perfecto, slo puede hacerlo con sus circunstantes, que son muy pocos. Quien ha de gobernar una nacin entera debe leer, en si mismo, no a este o aquel hombre, sino a la humanidad, cosa que resulta ms difcil que aprender cualquier idioma o Biblioteca del Poltico. INEP AC

Leviatn. Thomas Hobbes

ciencia; cuando yo haya expuesto ordenadamente el resultado de mi propia lectura, los dems no tendrn otra molestia sino la de comprobar si en s mismos llegan a anlogas conclusiones. Porque este gnero de doctrina no admite otra demostracin.

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PRIMERA PARTE

D E L H O M B R E

CAPTULO I

DE LAS SENSACIONES

Por lo que respecta a los pensamientos del hombre quiero considerarlos en primer trmino singularmente, y luego en su conjunto, es decir, en su dependencia mutua.

Singularmente cada uno de ellos es una representacin o apariencia de cierta cualidad o de otro 'accidente de un cuerpo exterior a nosotros, de lo que comnmente llamamos objeto. Dicho objeto acta sobre los ojos, odos y otras partes del cuerpo humano, y por su diversidad de actuacin produce diversidad de apariencias.

El origen de todo el o es lo que llamamos sensacin (en efecto: no existe ninguna concepcin en el intelecto humano que antes no haya sido recibida, totalmente o en parte, por los rganos de los sentidos). Todo lo dems deriva de ese elemento primordial.

Para el objeto que ahora nos proponemos no es muy necesario conocer la causa natural de las sensaciones; ya en otra parte he escrito largamente acerca del particular. No obstante, para llenar en su totalidad las exigencias del mtodo que ahora me ocupa, quiero examinar brevemente, en este lugar, dicha materia.

La causa de la sensacin es el cuerpo externo u objeto que acta sobre el rgano propio de cada sensacin, ya sea de modo inmediato, como en el gusto o en el tacto, o mediatamente como en la vista, el odo y el olfato: dicha accin, por medio de los nervios y otras fibras y membranas del cuerpo, se adentra por ste hasta el cerebro y el corazn, y causa al una resistencia, reaccin o esfuerzo del corazn, para libertarse: esfuerzo que dirigido hacia el exterior, parece ser algo externo. Esta apariencia o fantasa es lo que los hombres l aman sensacin, y consiste para el ojo en una luz o color figurado; para el odo en un sonido; para la pituitaria en un olor; para la lengua o el paladar en un sabor; para el resto del cuerpo en calor, fro, dureza,suavidad y otras diversas cualidades que por medio de la sensacin discernimos. Todas estas cualidades se denominan sensibles y no son, en el objeto que las causa, sino distintos movimientos en la materia, mediante los cuales acta sta diversamente sobre nuestros rganos. En nosotros, cuando somos influidos por ese efecto, no hay tampoco otra cosa sino movimientos (porque el movimiento no produce otra cosa que movimiento). Ahora bien: su apariencia con respecto a nosotros constituye la fantasa, tanto en estado de vigilia como de sueo; y as como cuando oprimimos el odo se produce un rumor, as tambin los cuerpos que vemos u omos producen el mismo efecto con su accin tenaz, aunque imperceptible. En efecto, si tales colores o sonidos estuvieran en los cuerpos u objetos que los causan, no podran ser separados de el os como lo son por los espejos, y en los ecos mediante la reflexin. De donde resulta evidente que la cosa vista se encuentra en una parte, y la apariencia en otra. Y aunque a cierta distancia lo real, el objeto visto parece revestido por la fantasa que en nosotros produce, lo cierto es que una cosa es el objeto y otra la imagen o fantasa. As que las sensaciones, en todos los casos, no son otra cosa que fantasa original, causada, como ya he dicho, por la presin, es decir, por los movimientos de las cosas externas sobre nuestros ojos, odos y otros rganos.

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