Luis Carandell - La familia Cort?s

Luis Carandell

Manual de la vieja urbanidad

Luis Carandell, 2000

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

Q ueridos Carmen y Adolfo: Slo unas lneas para comunicaros que estoy ya en disposicin de cumplimentar (honrar, debera decir) el encargo que creo que me hicisteis aquella noche del verano de 1999 en la kermesse de las Vistillas. Digo creo porque aquel lugar, quiz el ltimo de Madrid y del continente europeo donde se baila el agarrao, pero al ritmo frentico del fin del milenio, es tan ruidoso que tal vez no entendiera bien lo que me pedais. El ambiente (que en Madrid es siempre lo principal) era adems polvoriento, y muy dominante el olor de los churros recin hechos.

Yo me haba tomado, por otra parte, una jarra entera de limonada, pero no de limonada de limn, sino de la que lleva vino tinto, ginebra, angostura y trocitos de melocotn y manzana, cosas del siglo pasado!, y no estoy seguro de que estuviera completamente en mis cabales.

Cre entender, sin embargo, en aquel bullicio, que lo que querais para la editorial que tan dignamente dirigs (con este tipo de frases me pongo ya en situacin) era un libro sobre la Urbanidad que se daba en las escuelas de fines del siglo XIX y principios del XX; la buena educacin y los buenos modales, en una palabra, que los abnegados maestros de la poca enseaban a nuestros abuelos.

No s bien qu ttulos pensabais que tena yo para escribir un libro de estas caractersticas. Quiz tuvisteis en cuenta que yo era un chico educado, como se deca, en colegio de pago, de los que siempre se pone en pie cuando llega o se marcha una seora, que no le da nunca la izquierda salvo para cederle la acera; o bien que tiene que refrenar el impulso de besarle la mano al seor obispo de la Dicesis en caso de serle presentado.

Acaso sabais, o bien os lo dije yo mismo esa noche en la kermesse, que desde hace aos y dentro de mi incorregible pasin gutenberguiana, vengo adquiriendo todos los Manuales de Urbanidad que encuentro en las libreras de lance, sea en Espaa o en otros pases. Me he hecho as con una bonita coleccin de unos trescientos de esos libritos que en tiempos fueron asignatura obligatoria para nios y nias. Y cuando digo en tiempos, no cuento en siglos sino en aos, porque yo mismo recuerdo haber tenido que aprenderme de memoria las mximas y consejos de Valentin o el nio bien educado.

Quiz por lo que supone de evocacin de mis tiernos aos, sigo leyendo en mi mayor edad estos Manuales con grandsimo gusto y provecho. Me deleito con los pareados del incomparable barn de Andilla, con los sabios consejos de don Ezequiel Solana, nclito educador y abuelo de nuestro mister PESC, cuya cortesa no es la menor de sus prendas; frecuento los Libros de los deberes de los seores Dalmau Carles, Martnez Aguil, Rubio y Ors, Espel y Comas o Cuys Armengol, as como el Tratado de las obligaciones del hombre del famoso ministro de Fernando VII, valido por otra parte de infausta memoria, don Juan Escoiquiz, de cuya obra se hicieron repetidas ediciones. Esto sin contar con algunos libros extranjeros de gran mrito, como el tratado de savoir vivre de la Baronne Staffe, o bien el compendio titulado Giovin signore, del que es autora la contessa Elena Morozzo della Rocca-Muzzati.

De los manuales dedicados a la educacin de las nias no tienen rival acaso, al menos entre los que yo conozco, el de doa Pilar Pascual de Sanjun y el de don Jos Codina, Pbro., en forma de un largo poema este ltimo, que engloba todas las normas que deben seguir las jovencitas y que empieza:

Una nia hermosa o rica

sin virtud ni cortesa

por dems confiara

adquirir reputacin;

pues la belleza del cuerpo

y los bienes materiales,

faltando prendas morales,

antes cubren de baldn.

Hay otro captulo, adems, en este acervo de la Urbanidad tradicional. Y es el de los manuales que facilitan modelos de cartas, sean de cortesa, de psame, de recomendacin o de agradecimiento, sin olvidar las cartas amorosas. Especial inters tienen los libritos de felicitaciones en verso, para cumpleaos, santos, pascuas y otras ocasiones: de un nio a su abuelito, de un padre a su hijo, de una esposa a su marido, de una criada a su seora o incluso de los trabajadores de una fbrica a su principal:

Al deponer la labor

en das tan sealados,

los que estamos empleados

en vuestra casa, seor,

anhelamos con fervor

que con mil prosperidades

estas y otras Navidades

disfrutis plcidamente

para rendiros fielmente

su amor nuestras voluntades.

Para escribir el libro que me pedisteis y que ahora os envo, y al objeto de mostrar todas las bellezas y secretos de la vieja Urbanidad, he tratado de imaginarme a una familia de la clase media acomodada que viviera en cualquier ciudad espaola entre, digamos, 1870 y 1920, sobre poco ms o menos.

Es una familia que consta de tres generaciones: los abuelos, los padres y los hijos, con tos, sobrinos, y en la que no falta algn pariente pobre de maneras un tanto rsticas, que ha pasado o pasa algunas estrecheces.

El patriarca de esta familia es un prcer que puede haber sido en sus aos ms jvenes un hombre de empresa, un poltico de renombre o un rentista con posibles. No hace falta precisarlo con mucha exactitud. No slo es el espejo en que se miran todos en cuanto se refiere a los buenos modales, sino que es un gran terico de la Urbanidad, que siempre tiene preparado el consejo, la ancdota ilustrativa, el oportuno ejemplo.

Su esposa es una gran seora que rene a sus amigas en el t de las cinco y que adoctrina a las nueras sobre la ciencia domstica. Los hijos estn bien situados y pueden ofrecer en su casa cenas de muchos invitados. Sus esposas son modelo de perfeccin como amas de casa; educan con esmero a sus hijos, tratan bien a sus criados, sin dejar de mantener las naturales distancias, y desarrollan una vida social con impecable compostura. Y los nios son tambin un dechado de virtud y de buena educacin.

En este libro no se trata de contar la historia de una familia espaola de esa poca inventando sus aventuras o desventuras. De lo que se trata es de imaginar cmo sera su vida si cumpliera a rajatabla con las normas de los Manuales de Urbanidad; si el comportamiento de todos sus miembros no se apartara ni un pice de las recomendaciones del barn de Andilla, del Rvdo. Codina, de doa Pilar Pascual de Sanjun, de don Ezequiel Solana o, en fin, de los muchos autores espaoles y extranjeros que cultivaron la delicada ciencia, el arte primoroso de la Urbanidad.

No s si habr acertado vuestra intencin. Si no era este el libro que deseabais, ser ma la culpa. Pero quiz reconoceris que la kermesse de las Vistillas, con todo su ambientazo, con el olor a churros y a espeso chocolate, los vapores de la limonada y las estridencias de los pasodobles y otros bailables del siglo que se ha ido, no era quiz el mejor lugar para explicarle a una persona, educada, s, pero que esa noche no tena su mejor da, tan ambicioso proyecto.

Os quiere,

L. C.

E ste nio tan aseadito que veis en el grabado de esta pgina es Valentn, que cuenta quince aos. Es el hijo mayor de don Rafael Corts y de doa Aurora Rebollo, matrimonio de posicin acomodada. Sus hermanitos son Flora, de catorce aos; Mara, de doce; Nicols, que acaba de cumplir los diez, y Garlitos, de siete aos. Han tenido la suerte de nacer en una bonsima familia que les da una esmerada educacin tanto en la escuela como en casa.