Daniel Goleman - La inteligencia social

Daniel Goleman

La nueva ciencia para mejorar las relaciones humanas

Ttulo original: Social Inteligence

Daniel Goleman, 2006

A mis nietos

PROGRAMADOS PARA CONECTAR

EL DESCUBRIMIENTO DE UNA NUEVA CIENCIA

Durante los das que precedieron a la segunda invasin americana de Irak, un puado de soldados se encamin hacia una mezquita local para hablar con el imn con la intencin de recabar su apoyo para organizar el abastecimiento de las tropas. Pero la multitud, temerosa de que los soldados fuesen a arrestar a su imn o destruir la mezquita, un santuario sagrado, no tard en congregarse en las proximidades del templo.

Centenares de musulmanes devotos rodearon entonces a los soldados gritando y levantando los brazos mientras se abran paso entre el pelotn, armado hasta los dientes. El oficial que estaba al mando de la operacin, el teniente coronel Christopher Hughes, cogi entonces rpidamente un megfono y, dirigindose a sus soldados, les orden Rodilla en tierra!. Luego les invit a dirigir hacia el suelo el can de sus fusiles y, por ltimo, les grit Sonran!

En ese mismo instante, el estado de nimo de la muchedumbre experiment un cambio. Es cierto que algunos todava gritaban, pero la inmensa mayora sonrea y hasta unos pocos se atrevieron a palmear la espalda de los soldados, mientras Hughes les ordenaba recular lentamente sin dejar de sonrer.

Esa respuesta rpida e inteligente culmin un vertiginoso ejercicio de clculo social que Hughes se vio obligado a realizar en fracciones de segundo y en el que tuvo que leer el nivel de hostilidad de la muchedumbre, estimar la obediencia de sus soldados, valorar la confianza que tenan en l, descubrir una respuesta instantnea que, trascendiendo las barreras culturales y de lenguaje, calmase a la multitud y atreverse a llevarla a la prctica.

Esta capacidad, junto a la de entender a las personas, son dos de los rasgos distintivos que deben poseer los policas (y tambin, obviamente, los militares que se ven obligados a tratar con civiles iracundos). Independientemente de lo que pensemos sobre la campaa militar en cuestin, ese incidente pone claramente de relieve la inteligencia social del cerebro para enfrentarse exitosamente a situaciones tan complejas y caticas como la mencionada.

Los circuitos neuronales que sacaron a Hughes de ese apuro fueron los mismos que se activan cuando, en mitad de un callejn desierto, nos cruzamos con un desconocido de aspecto siniestro y decidimos seguir adelante o escapar corriendo. Son muchas las vidas que, a lo largo de la historia, ha salvado ese radar interpersonal y aun hoy en da sigue siendo esencial para la supervivencia.

De manera bastante menos urgente, los circuitos sociales de nuestro cerebro se ponen en marcha en cualquier encuentro interpersonal, con independencia de que nos hallemos en el aula, en el dormitorio o en la sala de ventas. Estos circuitos estn activos cuando la mirada de los amantes se cruza y se besan por vez primera, cuando reprimimos el llanto y tambin explican la intensidad de una charla apasionante con un amigo.

Este sistema neuronal se activa en todas aquellas ocasiones en las que la oportunidad y la sintona resultan esenciales. De l precisamente se derivan la certeza del abogado que quiere exactamente a tal persona en el jurado, la sensacin visceral del negociador de que sabe que el otro acaba de hacer su ltima oferta y la conviccin del paciente de que puede confiar en su mdico. Y tambin explica la magia de una reunin en la que todo el mundo deja de mover nerviosamente sus papeles, se queda quieto y presta atencin a lo que est dicindose.

Hoy en da, la ciencia se encuentra ya en condiciones de especificar los mecanismos neuronales que intervienen en tales situaciones.

El cerebro social

En este libro quiero presentar al lector una nueva disciplina que, casi a diario, nos revela hallazgos sorprendentes sobre el mundo interpersonal.

El descubrimiento ms importante de la neurociencia es que nuestro sistema neuronal est programado para conectar con los dems, ya que el mismo diseo del cerebro nos torna sociables, al establecer inexorablemente un vnculo intercerebral con las personas con las que nos relacionamos. Ese puente neuronal nos deja a merced del efecto que los dems provocan en nuestro cerebro y, a travs de l, en nuestro cuerpo y viceversa.

Aun los encuentros ms rutinarios actan como reguladores cerebrales que prefiguran, en un sentido tanto positivo como negativo, nuestra respuesta emocional. Cuanto mayor es el vnculo emocional que nos une a alguien, mayor es tambin el efecto de su impacto. Es por ello que los intercambios ms intensos son los que tienen que ver con las personas con las que pasamos da tras da y ao tras ao, es decir, las personas que ms nos interesan.

Durante esos acoplamientos neuronales, nuestro cerebro ejecuta una danza emocional, una suerte de tango de sentimientos. En este sentido, nuestras interacciones sociales funcionan como moduladores, termostatos interpersonales que renuevan de continuo aspectos esenciales del funcionamiento cerebral que orquesta nuestras emociones.

Las sensaciones resultantes son muy amplias y repercuten en todo nuestro cuerpo, enviando una descarga hormonal que regula el funcionamiento de nuestra biologa, desde el corazn hasta el sistema inmunitario. Quiz el ms sorprendente de todos los descubrimientos realizados por la ciencia actual sea el que nos permite rastrear el vnculo que existe entre las relaciones ms estresantes y ciertos genes concretos que regulan el funcionamiento del sistema inmunolgico.

No es de extraar que nuestras relaciones no slo configuren nuestra experiencia, sino tambin nuestra biologa. Ese puente intercerebral permite que nuestras relaciones ms intensas nos influyan de formas muy diversas, desde las ms leves (como rernos de los mismos chistes) hasta otras mucho ms profundas (como los genes que activarn o no las clulas T, los soldados de infantera con que cuenta el sistema inmunolgico en su constante batalla contra las bacterias y los virus invasores).

Pero este vnculo es un arma de doble filo porque, si bien las relaciones positivas tienen un impacto beneficioso sobre nuestra salud, las txicas pueden, no obstante, acabar envenenando lentamente nuestro cuerpo.

Casi todos los descubrimientos cientficos que presento en este libro han sido posteriores a la aparicin, en 1995, de Inteligencia emocional y cada da aparecen otros nuevos. Cuando escrib ese libro, mi inters se centr en el conjunto esencial de capacidades humanas internas que nos permiten gestionar adecuadamente nuestras emociones y establecer relaciones positivas. En este nuevo libro, sin embargo, ampliamos el marco de referencia ms all de la psicologa unipersonal (es decir, en las capacidades intrapersonales) y nos adentramos en la psicologa interpersonal, es decir, en la psicologa de las relaciones que mantenemos con los dems.

Yo aspiro a que este libro acabe convirtindose en un gemelo de Inteligencia emocional, explorando las mismas regiones de la vida humana desde una perspectiva levemente diferente y proporcionndonos, en consecuencia, una visin ms amplia de nuestro mundo personal. Mi atencin, por tanto, se centrar en esos momentos efmeros que jalonan las relaciones interpersonales y, cuando nos demos cuenta del modo en que nos influyen, coincidiremos en que tienen consecuencias muy profundas.

Nuestra investigacin responde a preguntas tales como Qu hace un psicpata peligrosamente manipulador? Cmo podemos contribuir a la felicidad de nuestros hijos? Cul es el fundamento de un matrimonio positivo? De qu modo pueden las relaciones protegernos de la enfermedad? Qu puede hacer el maestro o el lder para que el cerebro de sus discpulos o empleados funcione mejor? Cmo pueden aprender a convivir grupos separados por el odio? De qu modo podemos servirnos de todos los nuevos hallazgos para construir una sociedad que aliente lo que realmente nos importa?