Por qu algunas personas parecen dotadas de un don especial que les permite vivir bien, aunque no sean las que ms se destacan por su inteligencia? Por qu no siempre el alumno ms inteligente termina siendo el ms exitoso? Por qu unos son ms capaces que otros para enfrentar contratiempos, superar obstculos y ver las dificultades bajo una ptica distinta?
El libro demuestra cmo la inteligencia emocional puede ser fomentada y fortalecida en todos nosotros, y cmo la falta de la misma puede influir en el intelecto o arruinar una carrera.
La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los dems, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud emptica y social, que nos brindar mayores posibilidades de desarrollo personal.
En un lenguaje claro y accesible, Goleman presenta una teora revolucionaria que ha hecho tambalear los conceptos clsicos de la psicologa, que daban prioridad al intelecto.
Daniel Goleman
La inteligencia emocional
Por qu es mas importante que el coeficiente intelectual
ePUB v2.1
Pioln.3922.09.12
Ttulo original: Emotional inteligence
Daniel Goleman, 1985
Diseo portada Pioln.39
Editor original: Pioln.39 (v1.0-v2.1)
Aporte de ilustracin: Vaklam0555
ePub base v2.0
EL DESAFO DE ARISTTELES
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.
Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno. Con el propsito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Aristteles, tica a Nicmaco.
Era una bochornosa tarde de agosto en la ciudad de Nueva York. Uno de esos das asfixiantes que hacen que la gente se sienta nerviosa y malhumorada. En el camino de regreso a mi hotel, tom un autobs en la avenida Madison y, apenas sub al vehculo, me impresion la clida bienvenida del conductor, un hombre de raza negra de mediana edad en cuyo rostro se esbozaba una sonrisa entusiasta, que me obsequi con un amistoso Hola! Cmo est?, un saludo con el que reciba a todos los viajeros que suban al autobs mientras ste iba serpenteando por entre el denso trfico del centro de la ciudad. Pero, aunque todos los pasajeros eran recibidos con idntica amabilidad, el sofocante clima del da pareca afectarles hasta el punto de que muy pocos le devolvan el saludo.
No obstante, a medida que el autobs reptaba pesadamente a travs del laberinto urbano, iba teniendo lugar una lenta y mgica transformacin. El conductor inici, en voz alta, un dilogo consigo mismo, dirigido a todos los viajeros, en el que iba comentando generosamente las escenas que desfilaban ante nuestros ojos: rebajas en esos grandes almacenes, una hermosa exposicin en aquel museo y qu decir de la pelcula recin estrenada en el cine de la manzana siguiente. La evidente satisfaccin que le produca hablarnos de las mltiples alternativas que ofreca la ciudad era contagiosa, y cada vez que un pasajero llegaba al final de su trayecto y descenda del vehculo, pareca haberse sacudido de encima el halo de irritacin con el que subiera y, cuando el conductor le despeda con un Hasta la vista! Que tenga un buen da!, todos respondan con una abierta sonrisa.
El recuerdo de aquel encuentro ha permanecido conmigo durante casi veinte aos. Aquel da acababa de doctorarme en psicologa, pero la psicologa de entonces prestaba poca o ninguna atencin a la forma en que tienen lugar estas transformaciones.
La ciencia psicolgica saba muy poco si es que saba algo sobre los mecanismos de la emocin. Y, a pesar de todo, no cabe la menor duda de que el conductor de aquel autobs era el epicentro de una contagiosa oleada de buenos sentimientos que, a travs de sus pasajeros, se extenda por toda la ciudad. Aquel conductor era un conciliador nato, una especie de mago que tena el poder de conjurar el nerviosismo y el mal humor que atenazaban a sus pasajeros, ablandando y abriendo un poco sus corazones.
Veamos ahora el marcado contraste que nos ofrecen algunas noticias recogidas en los peridicos de la ltima semana:
En una escuela local, un nio de nueve aos, aquejado de un acceso de violencia porque unos compaeros de tercer curso le haban llamado mocoso, verti pintura sobre pupitres, ordenadores e impresoras y destruy un automvil que se hallaba estacionado en el aparcamiento.
Ocho jvenes resultan heridos a causa de un incidente ocurrido cuando una multitud de adolescentes se apiaban en la puerta de entrada de un club de rap de Manhattan. El incidente, que se inici con una serie de empujones, llev a uno de los implicados a disparar sobre la multitud con un revlver de calibre 38. El periodista subraya el aumento alarmante de estas reacciones desproporcionadas ante situaciones nimias que se interpretan como faltas de respeto.
Segn un informe, el cincuenta y siete por ciento de los asesinatos de menores de doce aos fueron cometidos por sus padres o padrastros. En casi la mitad de los casos, los padres trataron de justificar su conducta aduciendo que lo nico que deseaban era castigar al pequeo. Cuya falta, la mayora de las veces, haba consistido en una infraccin tan grave como ponerse delante del televisor, gritar o ensuciar los paales.
Un joven alemn es juzgado por provocar un incendio que termin con la vida de cinco mujeres y nias de origen turco mientras stas dorman. El joven, integrante de un grupo neonazi, trat de disculpar su conducta aludiendo a su inestabilidad laboral, a sus problemas con el alcohol y a su creencia de que los culpables de su mala fortuna eran los extranjeros. Y, con un hilo de voz apenas audible, concluy su declaracin diciendo Me arrepentir toda la vida. Estoy profundamente avergonzado de lo que hicimos.
A diario, los peridicos nos acosan con noticias que hablan del aumento de la inseguridad y de la degradacin de la vida ciudadana. Fruto de una irrupcin descontrolada de los impulsos.
Pero este tipo de noticias simplemente nos devuelve la imagen ampliada de la creciente prdida de control sobre las emociones que tiene lugar en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean. Nadie permanece a salvo de esta marea errtica de arrebatos y arrepentimientos que, de una manera u otra, acaba salpicando toda nuestra vida.
En la ltima dcada hemos asistido a un bombardeo constante de este tipo de noticias que constituye el fiel reflejo de nuestro grado de torpeza emocional, de nuestra desesperacin y de la insensatez de nuestra familia, de nuestra comunidad y, en suma, de toda nuestra sociedad. Estos aos constituyen la apretada crnica de la rabia y la desesperacin galopantes que bullen en la callada soledad de unos nios cuya madre trabajadora los deja con la televisin como nica niera, en el sufrimiento de los nios abandonados, descuidados o que han sido vctimas de abusos sexuales y en la mezquina intimidad de la violencia conyugal. Este malestar emocional tambin es el causante del alarmante incremento de la depresin en todo el mundo y de las secuelas que lo deja tras de s la inquietante oleada de la violencia: escolares armados, accidentes automovilsticos que terminan a tiros, parados resentidos que masacran a sus antiguos compaeros de trabajo, etctera. Abuso emocional, heridas de bala y estrs postraumtico son expresiones que han llegado a formar parte del lxico familiar de la ltima dcada, al igual que el moderno cambio de eslogan desde el jovial Que tenga un buen da! a la suspicacia del Hazme tener un buen da!.
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