• Complain

David Gibbins - Total War. Rome. Destruir Cartago

Here you can read online David Gibbins - Total War. Rome. Destruir Cartago full text of the book (entire story) in english for free. Download pdf and epub, get meaning, cover and reviews about this ebook. year: 2013, publisher: LA ESFERA DE LOS LIBROS, S.L., genre: Detective and thriller. Description of the work, (preface) as well as reviews are available. Best literature library LitArk.com created for fans of good reading and offers a wide selection of genres:

Romance novel Science fiction Adventure Detective Science History Home and family Prose Art Politics Computer Non-fiction Religion Business Children Humor

Choose a favorite category and find really read worthwhile books. Enjoy immersion in the world of imagination, feel the emotions of the characters or learn something new for yourself, make an fascinating discovery.

David Gibbins Total War. Rome. Destruir Cartago

Total War. Rome. Destruir Cartago: summary, description and annotation

We offer to read an annotation, description, summary or preface (depends on what the author of the book "Total War. Rome. Destruir Cartago" wrote himself). If you haven't found the necessary information about the book — write in the comments, we will try to find it.

David Gibbins: author's other books


Who wrote Total War. Rome. Destruir Cartago? Find out the surname, the name of the author of the book and a list of all author's works by series.

Total War. Rome. Destruir Cartago — read online for free the complete book (whole text) full work

Below is the text of the book, divided by pages. System saving the place of the last page read, allows you to conveniently read the book "Total War. Rome. Destruir Cartago" online for free, without having to search again every time where you left off. Put a bookmark, and you can go to the page where you finished reading at any time.

Light

Font size:

Reset

Interval:

Bookmark:

Make

Agradecimientos Q uiero dar las gracias a mi agente Luigi Bonomi de LBA y a - photo 1

Agradecimientos

Q uiero dar las gracias a mi agente, Luigi Bonomi de LBA, y a Rob Bartholomew de The Creative Assembly (Sega), por haber puesto este proyecto en marcha; a Jeremy Trevathan, a Catherine Richards y al equipo de Macmi llan por su trabajo para meter este libro en produccin, as como a Peter Wolverton y Anne Brewer de St. Martins Press en Nueva York, y al equipo de The Creative Assembly por su aportacin. En especial, me gustara dar las gracias a Martin Fletcher por su excelente labor editorial, a Jessica Cuthbert-Smith por su ex traordinaria edici n del texto y a Ann Verrinder por sus correcciones y repasos del manuscrito en cada una de sus fases y por sus tiles consejos.

Muchas gracias a Brian Warmington, lector emrito de His toria Antigua en la Universidad de Bristol y autor de Cartha ge (Penguin, 1964), por haberme enseado la historia de la Repbli ca de Roma de modo tan memorable y haber alentado mi inte rs por las guerras pnicas. Mi implicacin en la arqueologa de Cartago se debe en gran parte a Henry Hurst, mi supervisor en la tesis doctoral en Cambridge y director de la misin britnica en la UNESCO del proyecto Salvemos Cartago, quien me invit a unirme a sus excavaciones en la entrada del puerto y apoy mi propia expedicin arqueolgica submarina a Cartago el ao siguiente. Este proyecto se hizo posible gracias a la Academia Bri tnica, a la Facultad de Estudios Clsicos de la Universidad de Cambridge, al Consejo de Investigacin de Ciencias Sociales y Hu manidades de Canad y al Dr. Abdelmajid Ennabli, director del Museo de Cartago; as mismo quiero dar las gracias a los numerosos miembros de la expedicin por su trabajo en esos proyectos.

Estudi por primera vez la batalla de Pidna y el relieve del monumento a Lucio Emilio Paulo en mis viajes a Grecia subven cio nados por la Sociedad de Anticuarios de Londres. Mis conocimientos de antiguas batallas navales se vieron ampliamente in cre mentados durante mi beca de la Winston Churchill Memorial Travel para viajar al este del Mediterrneo, cuando pude pasar un tiempo en Haifa, Israel, y estudiar el espoln de Atlit el nico espoln que se conserva de un antiguo barco de guerra, y tambin en Grecia examinando el trirreme Olympias . Mi inters por la antigua Roma se fue desarrollando a raz de mis mltiples visitas para explorar la arqueologa de la ciudad, las ms memorables con mi padre, en las que discutimos la posibilidad de determinar los res tos de un perodo concreto y hacer un libro sobre ello; eso me llev a definir el recorrido ms probable de la procesin triunfal de Emilio Paulo en el 167 a. C., y estudiar las estructuras an existentes entre las ruinas del Foro y en otras partes de Roma, datadas en ese mismo perodo. Tambin quiero dar las gracias a mi hermano Alan por sus fotografas y sus vdeos, y a Jordan Webber por su ayuda con mi pgina web: www.davidgibbins.com.

Nota preliminar

E n el siglo II a. C. Roma an era una Repblica gobernada por ricos patricios cuyos antepasados se remontaban a los primeros aos de la fundacin de la ciudad, aproximadamente seiscientos aos antes. La Repblica se constituy cuando el ltimo rey de Roma fue expulsado en el ao 509 a. C., y sobrevivi hasta el establecimiento del imperio bajo el mandato de Augusto hacia finales del siglo I a. C. El principal rgano de gobierno era el Senado, dirigido por dos cnsules elegidos anual mente. Adems del Senado haba doce tribunos, tambin elegi dos, que representaban al pueblo llano (la plebe) y tenan poder de veto sobre el Senado. Las complejas alianzas y rivalidades entre las familias patricias (gentes) , as como entre patricios y plebeyos, son esenciales para entender este per odo de la historia de Roma en una poca en la que la conquista de ultramar proporcionaba una tentadora visin de poder personal a los generales que, finalmente, desemboc en una guerra civil en el siglo I a. C., con Octavio proclamndose a s mismo augusto. La razn por la que el establecimiento del imperio no se produjo un siglo antes, cuan do los ejrcitos de Roma dominaban el orbe y su general ms destacado, Escipin el Africano, tena el mundo a sus pies, es uno de los interrogantes ms fascinantes de la historia antigua y el teln de fondo de esta novela.

El ejrcito romano en aquella poca an no era una fuerza profesional; las legiones se formaban entre los ciudadanos de Roma en respuesta a crisis concretas. El ejrcito solo adoptaba una estructura profesional cuando se trataba de guerras prolongadas, en las que la ventaja de disponer de un ejrcito permanente resultaba evidente. A lo largo del siglo segundo antes de Cristo, poca en la que transcurre esta novela, exista una tensin palpa ble entre aquellos que teman que el desarrollo de un ejrcito profesional pudiera conducir a una dictadura militar y los que lo vean como una necesidad si Roma quera desempear un papel principal en el escenario mundial. Finalmente ganaron estos lti mos, lo que provoc la reforma del ejrcito por el cnsul Cayo Mario en el 107 a. C. y el establecimiento de las primeras legiones permanentes.

En la poca de esta novela, los nombres conocidas de las legiones del perodo imperial, tales como la Legin XX Valeria Victrix, an no existan; fueron muchas las legiones constitui das para campaas concretas que pudieron tener nmero pero luego desaparecieron, sin que se conservara su identidad. La principal formacin dentro de la legin eran los manpulos , una unidad que fue sustituida por Cayo Mario en favor de las cohortes , ms pequeas. Los manpulos podran compararse a la seccin de un regimiento del ejrcito victoriano, una formacin de aproximadamente la mitad de un batalln de infantera moderno, ms rpido a la hora de desplegarse y ms maniobrable en batalla. Dentro de los manpulos, la unidad principal era la cen turia que, a grandes rasgos, equivaldra a una moderna com pa a de infantera. Tradicionalmente, los hombres de una le gin estaban clasificados por su riqueza y por su edad, desde los ms pobres velites (usados como avanzadilla) hasta los ms ricos triarii , pasando por los hastati y prncipes , en los que cada categora se corresponda con la mejor calidad de armas y equipos, as como con su posicin en el campo de batalla, donde los ms pobres y peor equipados ocupaban las posiciones ms ex puestas y peligrosas.

Las centurias estaban mandadas por centuriones, hom bres que haban ascendido desde la tropa debido a su habilidad y experiencia. Su responsabilidad era equiparable a la de un capitn de infantera de nuestros das, aunque, por lo general, eran vistos como oficiales sin graduacin. El centurin mayor de la legin era lla mado primipilus , y su rango equivaldra al del sargento mayor de un regimiento. Otro rango comn eran los optios , subordinados a los centuriones y con una responsabilidad similar a la de un teniente, aunque podramos equipararlos a los sargentos o cabos. Exista un gran abismo entre estos hombres y los oficiales ms importantes de la legin, que provenan de familias patricias, para los que su des tino militar era parte del cursus honorum (conjunto de mritos), la secuencia de puestos militares y civiles que un hombre de buena posicin romano esperara desempear a lo largo de su vida. En el rango medio de los oficiales de una legin estaban situados los tribunos militares, hombres jvenes al principio de sus carreras o de mayor edad que se haban ofrecido voluntarios en tiempos de crisis para servir en el ejrcito, pero que an no haban alcanzado el nivel suficiente en el cursus honorum para dirigir una legin. Ese papel corresponda a los legados , el equivalente a un coronel o un brigadier, con autoridad para mandar a varios miles de hom bres en el campo, incluyendo adems la caballera y fuerzas aliadas.

No haba un rango exacto para general, porque los ejrcitos eran dirigidos por un pretor , el segundo rango civil ms alto en Roma, o por uno de los cnsules. Por tanto, la competencia de un comandante del ejrcito era una cuestin de suerte, ya que la capacidad militar no era un requisito necesario para el desempeo del ms alto rango civil; la habilidad de un comandante poda de pender de si haba gozado de la oportunidad de participar en el servicio activo durante su carrera. Sin embargo, con la guerra a la vista, un hombre poda ser elegido para ser cnsul basndose sim plemente en su reputacin militar, de modo que la ley que res tringa la reeleccin de cargos oficiales se anulaba temporalmente para permitir que aquel hombre que haba demostrado ser un general competente pudiera volver a ocupar el cargo.

Next page
Light

Font size:

Reset

Interval:

Bookmark:

Make

Similar books «Total War. Rome. Destruir Cartago»

Look at similar books to Total War. Rome. Destruir Cartago. We have selected literature similar in name and meaning in the hope of providing readers with more options to find new, interesting, not yet read works.


Reviews about «Total War. Rome. Destruir Cartago»

Discussion, reviews of the book Total War. Rome. Destruir Cartago and just readers' own opinions. Leave your comments, write what you think about the work, its meaning or the main characters. Specify what exactly you liked and what you didn't like, and why you think so.