Gómez Jurado - Contrato con Dios
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- Book:Contrato con Dios
- Author:
- Publisher:Ediciones El Anden
- Genre:
- Year:2007
- Rating:4 / 5
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Contrato con Dios: summary, description and annotation
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Contrato con Dios — read online for free the complete book (whole text) full work
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Ella an tiritaba sobre cubierta, enroscada en una manta. l estaba sentado junto a su lado, estudindola con preocupacin. Los marineros se alejaban ya, conscientes de la prohibicin de hablar con ninguno de los miembros de la expedicin.
No se imagina la suerte que hemos tenido. Las hlices estaban girando muy despacio. La maniobra Anderson, si no me equivoco.
De qu est hablando?
Sal a tomar el aire y escuch su zambullida nocturna, as que us el interfono ms cercano y salt tras usted. Grit Hombre al agua a babor, con lo que ellos tenan que haber ejecutado un crculo completo llamado la maniobra Anderson, pero hacia babor, no hacia estribor.
Porque si no
Porque si se hace al lado contrario al que ha cado el marinero, se le convierte en salchichas con las hlices. Que es lo que ha estado a punto de pasarnos a los dos.
En mis planes no entra el ser comida para peces.
Est absolutamente segura de lo que me ha dicho antes?
Como del nombre de mi madre.
Pudo ver quin fue el que la empuj?
Slo una sobra oscura.
Si lo que dice es cierto y la fallida maniobra del barco tampoco ha sido un accidente
Fowler tard casi un minuto en responder.
Seorita Otero, no le hable a nadie acerca de sus sospechas, por favor. Cuando le pregunten diga que se cay. Si es verdad que hay alguien a bordo que quiere matarla, revelarlo ahora
pondra sobre aviso al muy cabrn.
Exacto -dijo Fowler.
No se preocupe, padre. Esas zapatillas de Armani me haban costado doscientos euros -dijo Andrea con labios trmulos-. Quiero coger al hijo de puta que me ha obligado a mandarlas al fondo del mar Rojo.
Piso de Tahir Ibn Faris
Ammn, Jordania
Mircoles, 12 de julio de 2006. 01.32
Tahir entr en la casa a oscuras, temblando de miedo. Una voz desconocida lo llam desde el saln.
Tahir, ven.
El menudo funcionario requiri de toda su presencia de nimo para cruzar el recibidor hasta la pequea sala. Busc a tientas el interruptor de la luz, pero no funcionaba. En ese momento una mano lo agarr del brazo y se lo retorci, obligndole a arrodillarse. La voz sali de nuevo de entre las sombras, delante de l.
Has pecado, Tahir.
No. No, seor, por favor. Mi vida ha estado regida por la taqwa, la honradez. Los occidentales me tentaron muchas veces y yo no ced nunca. Nunca, seor. ste ha sido mi nico error, seor.
Dices que eres honrado, entonces?
S, seor. Lo juro ante Al.
Y sin embargo permitiste a los kafirun, los infieles, aduearse de un pedazo de nuestra tierra.
El que le sostena el brazo aument la presin y Tahir dej escapar un grito ahogado.
No grites, Tahir. Si amas a tu familia, no grites.
Tahir se llev el otro brazo a la boca y mordi la manga de su cazadora con todas sus fuerzas. La presin sigui aumentando.
Son un crujido seco, terrible.
Tahir se derrumb, llorando en silencio. El brazo derecho le colgaba del cuerpo como un calcetn relleno de carne.
Bravo, Tahir. Enhorabuena.
Seor. Por favor. He cumplido vuestras instrucciones. Durante las prximas semanas nadie se acercar a la zona de la excavacin.
Te has asegurado bien de ello?
S, seor. De todas maneras nadie va all nunca.
Y la polica del desierto?
La carretera ms cercana es un camino de tierra a seis kilmetros. No pasan por all ni tres veces al ao. Cuando los americanos monten el campamento sern suyos. Lo juro.
Bien, Tahir. Lo has hecho bien.
En aquel momento alguien restableci la corriente y las luces del saln volvieron a encenderse. Tahir se incorpor un poco y lo que vio le hel la sangre en las venas.
Myesha, su hija, y Zayna, su mujer, estaban atadas y amordazadas en el sof. Pero eso no fue lo que aterroriz a Tahir. Al fin y al cabo su familia ya estaba as cuando l sali cinco horas antes para cumplir las exigencias del grupo de hombres encapuchados.
Lo que le aterroriz fue que esos hombres ya no llevaban las capuchas.
Por favor, seor -dijo Tahir.
El funcionario haba regresado con la esperanza de que todo se arreglase. Que el soborno de sus amigos americanos no trascendiese, que los encapuchados se marchasen y dejasen en paz a su familia. Ahora la esperanza se evapor como una gota de agua en una sartn al rojo.
Tahir evit la mirada del hombre sentado entre su mujer y su hija, que tenan los ojos encarnados de tanto llorar.
Por favor, seor -repiti.
El hombre llevaba algo en la mano. Era una pistola, y en el extremo de su can haban sujetado una botella de Coca-Cola de plstico, de medio litro, vaca. Tahir saba perfectamente lo que era eso: un silenciador primitivo y efectivo.
El funcionario no pudo controlar su temblor.
No tienes nada que temer, Tahir -dijo el hombre, agachndose para hablarle al odo-. Acaso Al no prepar la Vida Futura para los hombres honrados?
La detonacin fue leve, como un chasquido. Las otras dos se espaciaron unos minutos. Al fin y al cabo, colocar una nueva botella vaca y sujetarla con cinta aislante lleva su tiempo.
A bordo de la Behemot
Navegando por el golfo de Aqaba, mar Rojo
Mircoles, 12 de julio de 2006. 09.47
Andrea despert en la enfermera de la nave, un lugar espacioso con un par de camas, varios armarios de cristal y un escritorio. Una preocupada doctora Harel le haba obligado a quedarse all la noche anterior. La mdica no deba de haber dormido demasiado, ya que cuando Andrea abri los ojos la vio de espaldas, sentada a su escritorio. Lea un libro y daba pequeos sorbos a una taza de caf. Andrea bostez ruidosamente.
Buenos das, Andrea. Se est perdiendo mi bonito pas.
Andrea se levant de la cama frotndose los ojos. Una cafetera de goteo sobre la mesa era todo lo que alcanzaba a distinguir. La doctora la observ divertida mientras la cafena empezaba a obrar su mgico efecto sobre el cuerpo de la periodista.
Su bonito pas? dijo Andrea en cuanto fue capaz de articular palabra-. Es que estamos en Israel?
Tcnicamente estamos en aguas de Jordania. Salgamos y se lo mostrar.
Cuando salieron de la enfermera, cuya puerta estaba junto al costado de babor, Andrea alz el rostro al sol de la maana. Sera un da caluroso. La joven respir a gusto y se estir en su pijama, abriendo mucho los brazos. La doctora Harel, acodada en la borda, se mof de la periodista.
Tenga cuidado, no se vaya a caer.
Andrea se estremeci, dndose cuenta de la suerte que tena de estar viva. La noche anterior, con la agitacin del rescate y la vergenza que haba pasado al mentir diciendo que se haba cado no dejaron resquicio para el miedo. Pero en ese momento, a la luz del da, el ruido de las hlices y la fra negrura del agua pasaron por su recuerdo como un viento oscuro. Intent centrar su mente en la hermosura del paisaje que tena delante.
La Behemot se acercaba pausadamente a los muelles, precedida por la pequea nave del prctico del puerto de Aqaba. Harel seal hacia la proa del barco.
Eso es Aqaba, Jordania. Y aquello es Eilat, Israel. Observe como las dos ciudades forman un espejo.
Es hermoso, cierto. Aunque no lo ms bonito que hay por aqu.
Doc se ruboriz ligeramente y apart la mirada.
A nivel del agua no se aprecia -Harel sigui hablando atropelladamente-, pero si hubisemos venido en avin vera como el golfo forma una costa cuadrada. La esquina este est ocupada por Aqaba y la oeste por Eilat.
Ahora que lo menciona, por qu no hemos venido en avin?
Porque esto no es oficialmente una excavacin arqueolgica. El seor Kayn quiere recuperar el Arca y llevarla a Estados Unidos. Jordania no estara de acuerdo con eso bajo ningn concepto. As que parte de nuestra cobertura como buscadores de fosfatos es venir por mar, como los dems. En Aqaba se embarcan a diario cientos de toneladas de fosfatos con destino a todo el mundo. Nosotros slo somos un humilde equipo de prospeccin. Y adems traemos nuestros propios vehculos en la bodega.
Andrea asinti pensativa y se recre en la placidez de la costa. Mir hacia Eilat. Una nube de embarcaciones de recreo flotaba alrededor de ella, como palomas blancas alrededor de un nido verde.
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