Mark Galeotti - Una historia breve de Rusia
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- Book:Una historia breve de Rusia
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- Year:2022
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Una historia breve de Rusia: summary, description and annotation
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Una historia breve de Rusia — read online for free the complete book (whole text) full work
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Introduccin
El libro ms antiguo de Rusia no habla con una nica voz. Ruge y suspira, murmura y gime, re y susurra, reza y se re a carcajadas en tonos cada vez ms quedos. En julio de 2000, unos arquelogos que excavaban en uno de los barrios ms antiguos de una de las ciudades ms antiguas de Rusia Nvgorod, una vez conocida como la Seora Nvgorod o Nvgorod la Grande descubrieron tres tablas de madera recubiertas de cera que en su da haban estado unidas formando un libro. Segn la datacin mediante carbono y otras estimaciones, se remontaban a algn momento entre el ao 998 y el 1030 d. C. Inscritos en las tablas de cera aparecen dos salmos. Se trata, no obstante, de un palimpsesto, un documento que ha sido usado y reusado una y otra vez a lo largo de las dcadas, y, no obstante, an se pueden apreciar en l los escritos originales. El lingista ruso Andri Zaliznyak, mediante un trabajo meticuloso, descubri un apabullante conjunto de distintos escritos inscritos en la cera, miles de ellos, desde una Instruccin espiritual para el hijo de un padre y una madre hasta el comienzo del Apocalipsis segn san Juan, una lista del alfabeto de la Iglesia eslava o, incluso, un tratado Sobre la virginidad.
Todo ello resulta de lo ms apropiado.
El pueblo palimpsesto
Rusia es un pas sin fronteras naturales, sin una nica tribu o un nico pueblo, y sin una verdadera identidad central. Su escala es sobrecogedora: se extiende a lo largo de once zonas horarias, desde la regin-fortaleza europea de Kaliningrado, ahora aislada del resto de la madre patria, hasta el estrecho de Bering, a solo ochenta y dos kilmetros (cincuenta y una millas) de Alaska. Combinado con la inaccesibilidad de muchas de sus regiones y la naturaleza ms bien dispersa de su poblacin, todo ello ayuda a explicar por qu mantener un control centralizado ha sido un desafo tan extraordinario, y por qu perder el control de
un pas de estas caractersticas genera tanto terror en sus gobernantes. Una vez conoc a un oficial (jubilado) de la KGB que me confes: Siempre pensbamos que era todo o nada: o bien sujetbamos al pas con un puo de hierro, o todo se ira al garete. Sospecho que sus predecesores, desde los funcionarios zaristas hasta los prncipes medievales, tenan en gran medida las mismas preocupaciones. Y los funcionarios de Putin, incluso con todos los avances de las comunicaciones modernas, ciertamente son del mismo parecer.
Su posicin en la encrucijada de Europa y Asia tambin significa que Rusia es el perenne otro para todo el mundo; para los europeos es asitica, y viceversa. Su historia ha sido conformada desde fuera. Ha sido invadida por extranjeros, desde los vikingos a los mongoles, desde las rdenes cruzadas de los Caballeros Teutones a los polacos, desde los franceses de Napolen a los alemanes de Hitler. Incluso cuando no ha sido asediada fsicamente, ha sido moldeada por fuerzas culturales externas, siempre mirando ms all de sus fronteras y buscando de todo en ese mundo exterior, desde capital cultural a innovacin tecnolgica. Tambin ha respondido a su carencia de fronteras claras mediante una expansin continua, aadiendo a su mezcla de pueblos nuevas identidades tnicas, culturales y religiosas.
Por tanto, los propios rusos son un pueblo palimpsesto, ciudadanos de una nacin hecha de retales que, ms que la mayora de los pases, muestra estas influencias externas en cada aspecto de la vida. Su idioma es un buen ejemplo de ello. Una estacin de ferrocarril se denomina vokzal, por la estacin de Vauxhall en Londres, resultado de un desafortunado error de traduccin cuando una estupefacta delegacin rusa estaba visitando la Inglaterra del siglo XIX. En esa poca, no obstante, la elite rusa hablaba francs, y, por ello, cargaban su bagazh en su coche cama kushet. En Odesa, al sur, las calles tenan sus nombres en italiano, porque era el idioma comercial comn del mar Negro; en Birobidzhan, en la frontera china, por el contrario, el idioma local es, hasta la actualidad, el yidis, desde que Stalin promovi el asentamiento de los judos soviticos en esa regin en la dcada de 1930. En el kremlin fortificado de Kazn, hay tanto una catedral ortodoxa como una mezquita musulmana, y los chamanes bendicen las conducciones de petrleo en el lejano norte.
Por supuesto, todos los pueblos son, en mayor o menor medida, una mezcla de distintos credos, culturas e identidades. En una era en la que el curry es el plato favorito de Gran Bretaa, en la que la Acadmie franaise contina con su batalla perdida para mantener el francs libre de trminos extranjeros y en la que
uno de cada ocho ciudadanos estadounidenses ha nacido en el extranjero, es este un hecho indiscutible. Pero hay tres cosas sorprendentes en la experiencia rusa.
La primera es la increble profundidad y variedad de esta apropiacin de influencias extranjeras, como si de una urraca se tratase. La segunda es la forma especfica en la que se han superpuesto capas sucesivas, una encima de otra, para crear este pas y esta cultura. Todas las naciones son en cierto sentido mezclas de distintas cosas, pero los ingredientes y la manera de mezclarlos varan enormemente. La tercera es la respuesta rusa a todo este proceso.
Siempre conscientes a menudo demasiado de esta identidad fluida y mestiza, los rusos han respondido generando una serie de mitos nacionales que la niegan o la celebran. De hecho, el fundamento mismo de lo que ahora llamamos Rusia se ha visto envuelto en historias nacionales ms bien mticas, como veremos en el primer captulo, en el que nos referiremos a cmo la conquista por los vikingos fue reescrita de tal manera que pareciese que los conquistados haban invitado a los invasores. Desde entonces, ha habido todo un torrente de leyendas de este tipo: desde cmo Mosc se convirti al mismo tiempo en cristiana y en la Tercera Roma, la cuna de la verdadera cristiandad (despus de que la primera cayese ante los brbaros y que la Segunda Roma, Bizancio, cayese ante el islam) hasta los actuales intentos del Kremlin de presentar a Rusia como el bastin de los valores sociales tradicionales y como un baluarte contra un mundo dominado por Amrica.
Regreso al futuro
Los mongoles conquistaron Rusia en el siglo XIII, y cuando su poder se eclips, sus ms eficientes colaboracionistas, los prncipes de Mosc, se reinventaron como los verdaderos campeones de su nacin. Una y otra vez, los gobernantes de Rusia cambiaran el pasado para construir el futuro que deseaban, normalmente hurgando en los mitos culturales o polticos y en los smbolos que necesitaban. Los zares se apropiaron de los smbolos de la gloriosa Bizancio, pero, en este caso, el guila bicfala del imperio miraba a occidente, adems de al sur. A lo largo de los siglos, la compleja relacin de Rusia con Occidente llegara a ser cada vez ms crucial. En muchas ocasiones, esto supona adoptar ideas y adaptar valores al molde ruso: desde el zar Pedro el Grande ordenando a
los rusos que se afeitasen la barbilla al estilo europeo (o que pagasen un
impuesto sobre las barbas especial) hasta la construccin por los soviticos de toda una sociedad nueva sobre su idea propia de una ideologa que Karl Marx haba concebido para Alemania y Gran Bretaa. En otras ocasiones, supona una determinacin consciente de rechazar las influencias occidentales, incluso aunque eso exigiese redefinir el pasado, por ejemplo ignorando toda la evidencia arqueolgica sobre los orgenes vikingos de Rusia. Y, no obstante, eso nunca signific ignorar a Occidente.
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