EUGENIO DE ANDRADE
OFICIO DE PACIENCIA
Ed. Hiperin; Madrid; 1995/ 2002(bilinge) Menos es ms
MIES VAN DER ROHE
BALANZA
Em el plato de la balanza un verso basta para pesar en el otro mi vida
ELOGIO DE LA NIEVE
Las primeras palabras traen al espacio de la pgina la nieve y el mirlo: el mirlo azul canta en las ramas de la nieve. Tal vez lo haya odo cantar en sueos, o en cualquier poema, pero jurara que fue en el castao del huerto. No tiene ningn sentido, pero a veces el absurdo nos entra por la puerta. El mirlo cantaba en la nieve -era verano.
AS SEA
La tierra es buiena, y el cuerpo aunque bastardo trae consigo patios y caballos.
KLa multiplicacin de la luz vuelvev ms limpio el aire, hasta incluso la liebre salta del heno. Contntatre con ser, hoy maana otro da, esta luz breve.
SLABAS ANTIGUAS
En el modo como la luz se inclina se adivina el viento, el agua limpia de la camisa. La proliferacin de la sombra no consegua ahogar la transparencia del mundo -deca la cancin. Eran slabas antiguas.
PRIMAVERA EN OXFORD
La floracin el imponderaqble cueropo del viento nos trae el aroma de la floracin de las lilas en las calles ms ntimas de Oxford, coronando de alegra a los jvenes que huyen de la llluvia en bicicleta menuda y clara, como si la luz corriese con ellos hacia un encuentro nupcial conmigo o con la vida
DE RAMA EN RAMA
No quieras transformar en nostalgia loq ue fue exaltacin, en basura lo que fue cristal.
PRIMAVERA EN OXFORD
La floracin el imponderaqble cueropo del viento nos trae el aroma de la floracin de las lilas en las calles ms ntimas de Oxford, coronando de alegra a los jvenes que huyen de la llluvia en bicicleta menuda y clara, como si la luz corriese con ellos hacia un encuentro nupcial conmigo o con la vida
DE RAMA EN RAMA
No quieras transformar en nostalgia loq ue fue exaltacin, en basura lo que fue cristal.
La vejez, la primera seal de enfermedad del alma, a veces contamina el cuerpo. Ningn pjaro permite a la muerte dominar el azul de su canto. Haz como ellos: danza de rama en rama
COSAS MUDABLES
De tan luminosa, esa herida ya ni duele -oh tan mudable cosas venidas en la palabra, sucesiva ondulacin del mundo latiendo contra el corazn, olas de sombra o slo de piedra, cancin despedazada contra los cristales, dorado vagabundeo de abejas, maana de junio tan pronto prometida a las arenas.
LA ISLA
Tanta palabra pra llegar a ti, tanta palabra, sin alcanzar ninguna entre las ruinas del delirio de la isla, siempre cambiando de forma, de lugar, estremecida llama, perezosa olahuidiza del mar de Ulises color de vino.
CASA DEL MUNDO
La diminuta flor de la candela, en la emsa el pan el vino la rosa, la sbita blancura de la cama abierta la eternidad milimtricamente para dividir contigo.
NARRACIN INEXACTA DE LA CASA
La ms antigua y demorada frase habla del mar trs del inicio, en el deseo de habitar los flancos lentos de su ondulacin.
La narrativa se torna despus confusa: entre mstiles y muros, despus del viento, corra el miedo. Qu extrao amor llev a hacer de la casa un barco? La cal y la piedra guardan el secreto.
ACORDES
Hasta el indolente aroma del heno puede alterraa el mundo: si tuviese el mar la gloria de las cigarras, entonces el cuerpo, incluso expuesto al sol aos y aos, tendra en vez de un estropajo retorcido en el lugar del corazn la frescura de quien acaba de salir del agua, y viene a sentarse a nuestro lado.
LUGAR DEL SOL
Hay un lugar en la mesa donde la luz abdic d esu oficio. Ya fue del sol y del trigo ese lugar -ahora por ms que escuches no volvers a or la voz de quien, ha muchos aos, era la delicadeza de la tierra al hablar: "No ensucies el mantel", "No comes la manzana?" Tampoco hauy quien se asome a la ventana para sentir el cuerpo atravesado por la maana.
ANTES DE SABRE
Hasta donde los dedos tocan lo caliente del barro la mano sabe antes de saber.
ANTES DE SABRE
Hasta donde los dedos tocan lo caliente del barro la mano sabe antes de saber.
Es un saber ms vivo, un saber de ave: guila cigea halcn, animales casi en el fin como la luz de estos das. Testimoniar a favor del lince es nuestra obligacin. Por ser azul.
TEORA DEL VERSO
De arrastre no hay poesa; no hay verso por ms rastrero que no aspire a lo alto: estrella o farol iluminando el ser de la palabra As el sapo: en el vagaroso e inocente y desmedido mirar del sapo las aguas son de vidrio.
VOCES
aA veces irrumpe por la casa, se asienta en el silencio, en el latir del silencio. Qu hace an por aqu? Corazn de luz viejo -es un decir.
Por fin corre hacia el patio de otros das, se junta con las voces infantiles Y cantan, cantan, matutinas.
LAS SLABAS DE LA CASA
Una piedra, otra piedra -as comienza la casa, el patio donde la luz de los geranios muerde la cal, los peldaos subiendo al heno desatado, la marca de los dientes en las manzanas y en la cintura, la puerta estrecha del cuerpo, el nudo de sombra ms secreto, los perros corriendo entre las primeras slabas de la noche, por fin el inaudible rumor de los tilos.
A LA LLEGADA DEL VERANO
Abri la ventana. Lo que sucedi entonces fue en otra maana: el gallo de la huierta del vecino anunci la llegada del verano. La luz indecisa tal vez ni consiga romper la niebla.
LAS MANZANAS
Del alma slo se lo que sabe el cuerpo: donde la esperanza y la gracia aspiran al ardor de la llama est la morada del hombre.
LAS MANZANAS
Del alma slo se lo que sabe el cuerpo: donde la esperanza y la gracia aspiran al ardor de la llama est la morada del hombre.
Ve como arden las manzanas en la fragil luz del invierno. Una casa debera ser as: brillar al crepsculo sin usura ni vileza con las manzanas por compaa. As: limpia, madura.
EL LUGAR MS CERCANO
El cuerpo nunca es triste; el cuerpo es el lugar ms cercano donde canta la luz Slo en el alma la muerte pone casa.
LAS PALMERAS
Tambin el desierto viene del mar. No s en qu navo, mas fue de esos lugares de donde llegaron a mi jardn las palmeras.
Con el sol de las arenas en cada hoja, en la corona el soplo an hmedo de las estrellas.
ADAGIO SOSTENUTO
La msica otra vez en ola, de colina en colina; concertada voz de siete estrellas, primera respiracin del mundo, alta y prometida armona; duele, hiere hondo; tambin apacigua, acaricia, ilumina la tierra, retorno prximo; de colina en colina, de ola en ola -la msica, desnuda, brbara.
EL INNOMBRABLE
Nunca a nuestros labios aproximaste el odo; nunca a nuestro odo arrimaste los labios; eres el silencio, el duro espeso impenetrable silencio sin figura. Escuchamos, bebemos el silencio en las propias manos y nada nos une - ni siquiera sabemnos si tienes nombre.
LOS TRABAJOS DE LA MANO
Comienzo a darme cuenta: la mano que escribe los versos ha envejecido. Ha dejado de amar las arenas en las dunas, las tardes de lluvia menuda, el roco matinal de losc ardos.
Prefiere ahora las slabas de su afliccin. Siempre ha trabajado ms que su hermana, un poco mimada, un poco perezosa, ms bonita. Le ha tocadao siempre la tarea ms dura: sembrar, coger, coser, fregar. Pero tambin acariciar, es cierto. La exigencia, el rigor, terminaron por fatigarla.
CON UN VERSO DE "LA SEGADORA"
Escribo para hacer d ela luz vieja de los cuervos el umbral d eotro verano.
CON UN VERSO DE "LA SEGADORA"
Escribo para hacer d ela luz vieja de los cuervos el umbral d eotro verano.
Ninguna sombra por nefasta que sea perturba mi mirada; tengo quince aos, al espacio cuadrado del patio regresa el canto de lsa cigarras. Con el sol en torno a la cintura el cuerpo deja de ser duda, corre al encuentro del agua o de otro cuerpo, y canta, canta sin razn.