DR. ANDREW WEIL
La curacin espontnea
Andrew Weil se gradu en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Despus de trabajar como mdico en el Instituto Nacional de Salud Mental, ingresa con el cargo de investigador en etnofarmacologa en el Museo Botnico de Harvard, donde desarrolla una tarea profesional que durar quince aos. Sus viajes por todo el mundo le han proporcionado una gran informacin sobre las propiedades teraputicas de un sinnmero de especies botnicas. Actualmente es director del Departamento de Medicina Social de la Universidad de Tucson, Arizona, donde pone en prctica su experiencia en medicina natural y preventiva. La curacin espontnea es su sexto libro.
Primera edicin de Vintage Espaol, abril 1997
Copyright 1995 Andrew Weil, M.D.
Traduccin copyright 1995 Amelia Brito A.
Todos los derechos reservados conforme a las Convenciones de Registro Literario Internacionales y de Pan-Amrica (International and Pan American Copyright Conventions). Publicado en los Estados Unidos de Amrica por Vintage Books, una divisin de Random House, Inc., Nueva York, y simultneamente en Canad por Random House of Canada Limited, Toronto. Este libro fue publicado por primera vez en ingls bajo el ttulo Spontaneous Healing por Alfred A. Knopf, Inc., Nueva York, en 1995, y posteriormente en espaol por Ediciones Urano, S.A., Barcelona, Espaa, en 1995.
Library of Congress Catalog Card Number: 97-60013
eISBN: 978-0-307-80860-8
v3.1_r1
Dedicado a Diana
ndice
Introduccin
A un hombre con los pulmones llenos de tumores cancerosos se lo enva a su casa a morir, tras decirle que la medicina no puede hacer nada por l. Seis meses despus reaparece en la consulta de su mdico, sin ningn tumor. Una joven diabtica, muy fumadora, se encuentra inconsciente en la unidad coronaria despus de un grave infarto. Su mdico, angustiado, ve la rapidez con que mengua su funcin cardiaca y se declara impotente para salvarla. Pero a la maana siguiente la joven ha recobrado el conocimiento y est con ganas de charlar, claramente en el camino de la recuperacin. Un neurocirujano les dice a unos afligidos padres que su hijo, en estado de coma con grave lesin cerebral tras sufrir un accidente de moto, no recuperar jams el conocimiento. Actualmente el joven es un muchacho sano y vigoroso.
Muchos mdicos conocidos mos tienen uno o dos casos de este tipo para contar, casos de curacin espontnea. Si uno sigue buscando puede descubrir muchos ms; sin embargo, muy pocos investigadores hacen esto. Para la mayora de los mdicos, estas historias no son ms que puras historias, que no se toman en serio, que no se analizan, que no se consideran crebles fuentes de informacin sobre la capacidad del cuerpo para repararse a s mismo.
Por otro lado, la medicina moderna se ha encarecido tanto que afecta gravemente a la economa de muchos pases desarrollados y se pone fuera del alcance de gran parte de la poblacin mundial. En muchos pases los polticos discuten sobre cmo pagar el servicio nacional de la salud, sin darse cuenta de que el debate sobre la naturaleza misma de la atencin sanitaria ha existido siempre a lo largo de la historia. Los mdicos creen que la salud requiere una intervencin externa de una u otra forma, mientras que los defensores de la higiene natural sostienen que la salud es consecuencia de una vida en armona con la ley natural. En la antigua Grecia, los mdicos trabajaban bajo el patrocinio de Asclepio, dios de la medicina; en cambio, los sanadores (o curanderos) servan a la hija de Asclepio, la radiante Higea, diosa de la salud. El mdico, escritor y filsofo Ren Dubos ha escrito:
Para los fieles de Higea, la salud es el orden natural de las cosas, un atributo positivo al que los hombres tienen derecho si rigen sus vidas juiciosamente. Segn ellos, la funcin ms importante de la medicina es descubrir y ensear las leyes naturales que aseguran al hombre una mente sana en un cuerpo sano. Ms escpticos, o ms juiciosos en sentido mundano, los seguidores de Asclepio creen que el papel principal del mdico consiste en tratar la enfermedad, en restablecer la salud corrigiendo las imperfecciones causadas por accidentes de nacimiento o de la vida misma.
Los debates polticos acerca de cmo cubrir los costes de la atencin mdica tienen lugar entre los seguidores de Asclepio. No ha habido ningn debate acerca de la naturaleza de la medicina ni de lo que la gente espera de ella, sino slo sobre quin va a pagar sus servicios, en la actualidad desmesuradamente costosos debido a su dependencia de la tecnologa mdica. Yo soy un fiel devoto de Higea y deseo introducir ese punto de vista en todas las conversaciones sobre el futuro de la medicina.
Permtaseme poner un ejemplo de cmo estos diferentes puntos de vista conducen a diferentes estrategias. En Occidente, un enfoque principalsimo de la medicina cientfica ha sido identificar los agentes externos de la enfermedad y desarrollar las armas para combatirlos. Un xito sobresaliente a mediados de este siglo fue el descubrimiento de los antibiticos y, con ellos, los grandes xitos contra las enfermedades infecciosas causadas por bacterias. Estos xitos fueron un factor importante para conquistar mentes y corazones para el partido de Asclepio; convencieron a la mayor parte de la gente de que vala la pena la intervencin mdica con los productos de la tecnologa, sin que importara ni poco ni mucho su precio. En Oriente, particularmente en China, la medicina ha tenido un enfoque totalmente diferente; ha explorado formas de aumentar la resistencia interior a las enfermedades para poder mantenerse sano sean cuales fueren las influencias dainas a las que uno est expuesto, lo cual es una estrategia higeana. En sus exploraciones, los mdicos chinos han descubierto muchas sustancias naturales que tienen esos efectos tnicos en el cuerpo. Si bien el mtodo occidental nos ha sido til durante muchos aos, es posible que su utilidad a largo plazo no nos sirva ya tanto como la del mtodo oriental.
Las armas son peligrosas. Existe el riesgo de que el tiro nos salga por la culata, hiriendo, por consiguiente al usuario, y tambin de que provoquen mayor agresividad en el enemigo. De hecho, los especialistas en enfermedades infecciosas de todo el mundo estn nerviosos ante la posibilidad de que nos invadan plagas de organismos resistentes imposibles de tratar. Justamente hoy he recibido un ejemplar de la revista Clinical Research News for Arizona Physicians, publicacin del Centro mdico universitario donde imparto clases. Uno de los artculos que publica se titula Resistencia a los agentes antimicrobianos: La nueva plaga?. Transcribo un prrafo de este artculo:
La frase y esto puede comprometer directamente el resultado en los pacientes es un eufemismo. Lo que quiere decir es que los pacientes pueden morir de infecciones que antes los mdicos curaban con antibiticos. De hecho, los antibiticos estn perdiendo a marchas forzadas su poder, y algunos especialistas en enfermedades infecciosas comienzan a pensar qu harn cuando ya no puedan confiar en ellos. Podramos tener que retroceder a los mtodos usados en los hospitales en los aos veinte y treinta, antes del descubrimiento de los antibiticos: una estricta cuarentena, desinfeccin, drenaje quirrgico, etc. Qu retroceso ser para la medicina tecnolgica!
En cambio, no se desarrolla resistencia alguna a los tnicos d la medicina china, porque stos no actan contra los grmenes (y por lo tanto no influyen en su evolucin) sino que actan ms bien alindose con las defensas del cuerpo. Estimulan y aumentan la actividad y eficiencia de las clulas del sistema inmunitario, con lo cual ayudan a los pacientes a resistir todo tipo de infecciones, no slo las causadas por las bacterias. Los antibiticos solamente son eficaces contra las bacterias, no sirven de nada en las enfermedades causadas por virus. La impotencia de la medicina occidental contra las infecciones virales se pone de manifiesto claramente en su ineficacia contra el sida. La terapia herbolaria china para personas infectadas por el virus del sida parece mucho ms prometedora. No es txica, en gran contraste con los actuales frmacos antivirales de Occidente, y hasta permite a las personas infectadas vivir una larga vida sin sntomas, aunque el virus contine en su cuerpo.