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Filosofa a martillazos
Filosofa a martillazos
TOMO I
Daro Sztajnszrajber
ndice de contenido
Sztajnszrajber, Daro
Filosofa a martillazos / Daro Sztajnszrajber. - 1a ed. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires : Paids, 2019.
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-950-12-9833-8
1. Filosofa. I. Ttulo.
CDD 199.82
Diseo de cubierta: Juan Ventura para
Departamento de Arte de Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.
Todos los derechos reservados
2019, Daro Sztajnszrajber
2019, de todas las ediciones:
Editorial Paids SAICF
Publicado bajo su sello PAIDS
Independencia 1682/1686,
Buenos Aires Argentina
E-mail: difusion@areapaidos.com.ar
www.paidosargentina.com.ar
Primera edicin en formato digital: mayo de 2019
Digitalizacin: Proyecto451
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ISBN edicin digital (ePub): 978-950-12-9833-8
A mis padres, gracias
Aqu la etimologa del trmino studium se torna transparente.
Se remonta a una raz st- o sp-, que indica los golpes, loschocs. Studiare (estudiar) y stupire (dejar estupefacto,sorprender) estn, en este sentido, emparentados: quienestudia se halla en la condicin de quien ha recibido un golpey permanece estupefacto ante eso que lo ha golpeado, sinllegar a comprenderlo () El estudioso es, pues, siempretambin un estpido
GIORGIO AGAMBEN, Idea de la prosa
INTRODUCCIN
En algn curso de Jacques Derrida recuerdo haber ledo la idea de que una clase de filosofa siempre se queda en la introduccin de la introduccin de la introduccin. Siempre se queda. No avanza, ni resuelve, ni define: se queda y desarma.
Desarticula para que la cosa nunca empiece; o sea, para que no haya cosa. En una clase de filosofa hay un tema convocante, pero lo propio del lenguaje filosfico parece que es ir evidenciando los supuestos de los supuestos de los supuestos.
Los supuestos de la cosa. Los supuestos que la hacen cosa. Un supuesto, etimolgicamente, es algo que est por debajo de lo puesto. El tema convocante ya est puesto, positivamente dado por supuesto. Subjetivamente supuesto, esto es, puesto en nosotros como si no estuviera puesto. Lo llevamos puesto. Y
por eso mismo una clase de filosofa nunca podra empezar, ya que su inicio avalara aquello que por vocacin se pretende cuestionar.
Cmo dar una clase de filosofa sin darla? O ser, como tambin trabaja Derrida, que en ese dar se provoca la diferencia? Dar es perder algo propio. Pero si una clase es un intercambio, entonces lo que se da retorna. Tal vez se trate de ir por otro plano y, como muchos sostienen, dar lo que no seposee; esto es, sustraer a la clase del mecanismo de la economa. Nadie gana en una clase de filosofa. Todo lo contrario: nos desmantelamos.
Si hacer filosofa es pelearse contra el sentido comn, no hay otra forma de empezar una clase de filosofa que no sea desde la deconstruccin. Se deconstruyen las categoras de las que venimos munidos, que traemos aadidas, naturalizadas. Se deconstruye para desentramar, o sea, para mostrar las tramas en las que se vinculan todos los conceptos. Se deconstruye todo lo supuesto, pero hasta el fondo: no solo los contenidos sino, sobre todo, los dispositivos. Se deconstruye para poner en evidencia que, detrs de la obviedad de cualquier nocin, hay siempre una historia; y que cuanto ms obvia sea la nocin ms se esconde la historia de su construccin.
Una clase de filosofa es un acontecimiento. Quiero decir que all algo acaece. Incluso cuando no pasa nada. Es una provocacin a la sensatez de lo diario, un freno al buen funcionamiento de las cosas, una interrupcin de la productividad cotidiana. Parece que hay muchas cosas ms importantes para hacer en el mundo que desviar la mirada y hacer filosofa. Y sin embargo, nos juntamos y provocamos una diferencia. Hay un desvo, un lenguaje otro, una comunidad que desordena y habilita el espacio para que otro tipo de pregunta irrumpa. Hacer filosofa no es ms que partir de cualquier sentido comn para dislocarlo y provocar el extraamiento. Una torsin del alma, deca Platn en la Repblica. Mover para que la cosa se mueva. En la intimidad ms propia de la cosa, en su darse ms sencillo, se abre siempre el escorzo que hace posible que todo se derrumbe.
Una clase de filosofa es una prctica de subversin. Se descoloca la versin instituida para que estallen todas las versiones imposibles.
En un acontecimiento algo se transforma. La vieja idea de la filosofa como recuperacin de nuestra capacidad de asombro se plasma aqu con toda su potencia. Todo puede ser pensado desde otra perspectiva. O peor, desde infinitas perspectivas.
Claro que el infinito abruma y la clase oscila entre el ensimismamiento y la extranjera, entre el afincarse en el hogar certero y la inseguridad existencial que nos arroja al desierto de la diferencia. Es que no se trata de salir de una caverna para ingresar a otra, sino de replantearnos el sentido de la experiencia filosfica: hay conocimiento si solo se trata de desplazarse entre cavernas?
En definitiva, se puede hacer de una clase de filosofa un espectculo ldico o un estremecimiento soteriolgico. De un extremo al otro de la experiencia. Pero, por suerte, en la mayora de los casos hay matices. Hay matices, aunque resulte difcil salir indemne. Ni indemne ni inmune. Nos colocamos en un lugar que no es espacial y que va destartalando nuestra gramtica del orden. Una clase de filosofa no es ms que un juego de palabras, una circulacin de lenguaje que, en vez de seguir los formatos establecidos, se arroja decisivamente al choque. Las mismas palabras que hasta hace unos segundos
describan algo, ahora se vuelven armas en el martilleo inesperado de nuestras certezas. En una clase parece que la puerta se cierra cuando, en realidad, todo se abre en demasa.
Ni siquiera hace falta un aula o un texto o un audio. Ni siquiera un momento, un tiempo de detencin. Hacemos filosofa mientras. Y el mientras es insoportable porque va acompaando cada una de nuestras acciones o cada una de nuestras horas. Mientras miro la televisin o mientras conversamos o mientras estoy trabajando o mientras estoy viajando. Hay un quiebre, una escisin, una diferenciacin y todo aquello que hasta este momento vena comportndose debidamente comienza a desdibujarse. La introduccin de la introduccin termina y, cuando finalmente comienza de lleno el tema, la clase llega a su fin.
Por eso, en sentido estricto nunca hay una clase de filosofa.
No solo nunca empieza sino que adems nunca la hay. No se puede tratar ningn tema porque se trata ms bien de comprender por qu un tema se vuelve un tema y peor
por qu se nos exige y nos exigimos tener que tratarlo. En una clase de filosofa se pretende definir conceptos, pero no se hace otra cosa que desidentificarnos de toda definicin. No hay definiciones de diccionario. Y si las hubiere, comenzaramos la clase habiendo deconstruido la idea misma de diccionario. No hay una clase de filosofa porque, aunque se pretende tratar un tema, se busca siempre desandar las formas instituidas con las que llegamos a la clase sobre ese tema. Claro que tanto desandar nos acerca de modo paradjico: cuanto ms lejos estamos de entender algo, ms cerca estamos entonces de escaparnos de los modos en que cualquier saber se impone. Tiene algo del paseo sin rumbo, de ese irnos a dar una vuelta que no se dirige a ningn destino sino a la necesidad imperiosa de escaparse de lo instituido.
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