Karl W. Deuthsch - El análisis de las relaciones internacionales: Cómo desarrollar la proyección geopolítica y geoestratégica de un Estado

El anlisis de las relaciones internacionales

Karl W. Deutsch

Ediciones LAVP

Primera edicin

El anlisis de las relaciones internacionales

Karl W. Deutsch

Diseo y diagramacin

Ediciones LAVP

Primera edicin

ISBN 9781370711628

Smashwords Inc.

Sin autorizacin escrita del editor no se podr reproducir esta obra, ni total ni parcialmente, por ninguno de los medios de comercializacin de libros en formatos fsicos, electrnicos, de audio o de video. Hecho el depsito legal.

Una introduccin al estudio de las relaciones internacionales en nuestra poca es una introduccin al arte y la ciencia de la supervivencia de la humanidad. Si se destruye la civilizacin dentro de los prximos treinta aos, no ser por causa del hambre y las plagas, sino por obra de la poltica exterior y de las relaciones internacionales. Podemos enfrentar el hambre y las pestes, pero an no somos capaces de controlar el poder de nuestras propias armas y de nuestra conducta como Estados nacionales.

Al poseer instrumentos sin precedentes, que permiten desarrollar la accin nacional en forma de ideologas y armas, los Estados nacionales se han convertido en vehculos cada vez ms peligrosos del conflicto internacional, cuyas posibilidades de escalada pueden llevar a la destruccin mutua y a la aniquilacin final. El Estado nacional mantiene el poder de controlar la mayora de los eventos que ocurren dentro de sus lmites, pero de muy pocos eventos o an acciones que se producen ms all de ellos.

Las relaciones internacionales pertenecen al sector de la accin humana donde la inevitable interdependencia se une a un control inadecuado. No podemos escapar de las cuestiones mundiales ni configurarlas totalmente a nuestra voluntad. Slo es posible tratar de adecuar el mundo a la vez que nos adecuamos a l. Dentro de este mbito limitado, debemos conservar y, cuando sea posible, acrecentar nuestros ms entraables valores.

A medida que la prctica de las relaciones internacionales se vuelve ms difcil y decisiva, el estudio de stas trata de mantenerse al mismo paso. Los extraordinarios progresos ocurridos en este campo en las ltimas tres dcadas incluyen cambios en los conceptos y teoras bsicos, estimulados por el encuentro de las ciencias ms nuevas de la conducta (psicologa, sociologa y antropologa) con otras disciplinas de ms antigua data (ciencia poltica, historia y economa).

Estos cambios tericos fueron acompaados por el desarrollo de nuevos mtodos de investigacin, el empleo de procedimientos estadsticos de anlisis y la creciente disponibilidad de datos empricamente verificables.

A lo largo de este libro he tratado de introducir al lector en esos tipos ms recientes de investigacin y anlisis. Todos estos cambios hicieron que el estudio de las relaciones internacionales resultara ms profesional que nunca, con lo cual buena parte de la literatura anterior, aunque de ningn modo toda, se volvi anticuada.

Pero las relaciones internacionales y la poltica exterior son demasiado importantes como para dejarlas en manos de los especialistas. Muchos jvenes pensaron que los asuntos mundiales no tienen por qu interesarles, hasta que las juntas de reclutamiento les dijeron algo distinto. Si nuestras vidas estn tan profundamente influidas por las cuestiones internacionales, y nuestras respuestas a ellas resultan tan esenciales, debemos aumentar nuestra capacidad de comprensin, decisin y accin.

El conocimiento es diferente de los valores. Los valores motivan la bsqueda de conocimiento y hacen que algunas de sus consecuencias nos resulten ms notables que otras. El conocimiento nos dice cules de nuestros valores pueden estar en conflicto, y dnde y cundo nuestros medios comienzan a lesionar y destruir nuestros fines en lugar de servirlos.

Mis propios valores quedarn de manifiesto a lo largo del libro. El lector puede compartirlos o rechazarlos, o seleccionar algunos de ellos. He tratado de fundamentar todos mis juicios y de no permitir que mis preferencias me engaaran. El lector puede decidir por s mismo en qu medida he fracasado o tenido xito en esta bsqueda de realismo y realidad. Puede verificar los hechos presentados aqu y agregar otros que considere pertinentes. Es importante que trate de hacerlo, pues todos estamos vinculados con la misma empresa: la bsqueda de un camino tolerable hacia la paz y la libertad en todas partes. Es una bsqueda difcil, pero no podemos eludirla.

Al escribir este breve libro diversas personas me ayudaron de muchas maneras. Los colegas cuyos puntos de vista aprovech en varias oportunidades incluyen a Hayward R. Alker (h.), Gabriel Almond, Kenneth E. Boulding, Richard C. Chadwick, Robert Dahl, Alexander Eckstein, Rupert Emerson, Lewis J. Edinger, Cari J. Friedrich, Harold Guetzkow. Ernst B. Haas, Stanley Hoffmann, Michael Hudson, Samuel Huntington. Alex Inkeles, Irving Janis, Herbert C. Kelman, Henry Kissinger, U. W. Kitzinger, Hans Kohn, Harold Lasswell, Daniel Lerner, Seymour Martin Lipset. Roy C. Macridis, Robert Margolin, Richard L. Merritt, James Grier Miller. Joseph Nye, Talcott Par-sons, John Plamenatz, Ithiel Pool, Donald J. Puchala, Lucian Pye, Anatol Rapoport, Rudolph Rummel, Bruce M. Russett. Dankwart Rustow, Burton Sapin, I. Richard Savage, Thomas C. Schelling, Erwin Scheuch, J. David Singer, Richard C. Snyder, Harold Sprout, Raymond Tanter, Robert Triffin, Sidney Verba, Hermann Weilenmann, y el inolvidable Norbert Wiener cuya prdida lamentamos. Ninguno de ellos, por supuesto, tiene responsabilidad alguna en lo referente a mis puntos de vista o a los errores que haya cometido.

Deseo agradecer la ayuda que me prestaron en la investigacin, computacin y otras cuestiones, Irvin C. Bupp, James Chapman, Gordon Fowler, Linda Groff, Peter Natchez y Brigitte Rosenbusch, y la valiosa colaboracin de Helen D. Alsen y Lucille McKenna como secretarias.

El primer borrador de varios captulos fue redactado en el ambiente de estudio ideal de la Villa Serbelloni de la Fundacin Rockefeller en Bellagio, Italia. La investigacin utilizada en este libro fue apoyada en parte por la Carnegie Corporation, por las Universidades de Harvard y de Yale y por el Mental Health Research Institute de la Universidad de Michigan.

Karl w. Deutsch

Universidad de Harvard

Tal como lo ven los norteamericanos, la mayor parte del mundo est habitada por "extranjeros". Es decir, de los 3200 millones de personas que pueblan el mundo, menos de 200 millones menos de uno sobre diecisis son norteamericanos. Son una minora de la humanidad, no slo en nmero sino tambin en territorio, propiedad, conocimiento y (presumiblemente) poder.

Aunque Estados Unidos es un pas grande ocupa menos de medio continente, que slo es uno entre cinco. En trminos econmicos, aun con el mtodo ms favorable de estimacin, tienen menos de un tercio del producto bruto nacional del mundo, y su parte en la produccin mundial de acero y de energa es an menor.

Lo mismo vale para la produccin de conocimiento: slo un puado de ganadores del Premio Nobel, y una minora de los grandes inventores y descubridores del mundo fueron norteamericanos. Todos estos hechos sugieren que mucho menos de la mitad del potencial mundial en cuanto a poder poltico y militar est bajo el control nacional directo de Estados Unidos.

Pero el mismo problema lo enfrentan todas las otras naciones: cada una de ellas es tambin una minora dentro de la humanidad. Por ejemplo los chinos, por muchos que sean, son menos de un cuarto de la humanidad, y toda la poblacin de la India (contada como un solo pueblo) no llega a sumar un sexto.

Y por ms que se haya desarrollado en aos recientes el podero industrial de la Unin Sovitica, su poblacin es menos de una quinceava parte de la humanidad y sus ingresos slo llegan ms o menos a la mitad de los correspondientes a los Estados Unidos, o sea, menos de un sexto del total mundial. Todas las otras naciones del mundo son todava mucho ms pequeas, y por ende constituyen grupos mucho ms minoritarios en la Tierra.