John H. Elliott - Haciendo Historia

Desde la privilegiada perspectiva de sus casi sesenta aos dedicado a investigar y escribir sobre historia, John H. Elliott, el ms prestigioso hispanista contemporneo, se detiene a reflexionar sobre los avances que ha experimentado el estudio de esta disciplina. Basndose en su propia experiencia como historiador de Espaa, Europa y las Amricas, el autor britnico ofrece un brillante y agudo anlisis del trabajo de los historiadores y de cmo ha evolucionado desde la dcada de los cincuenta. Elliott parte de las races de su inters en Espaa y en el pasado, y de los retos que supone escribir sobre la historia de un pas que no es el propio, para ir adentrndose en temas como la historia del declive de las naciones y los imperios, la historia poltica, la biografa o la historia cultural y del arte. Analiza tambin los cambios que se han producido en la forma de abordar la historia en el ltimo medio siglo, incluyendo el impacto de la tecnologa digital, y defiende la crucial importancia de tener una visin de conjunto del pasado. Los amantes de la historia encontrarn en este fascinante libro una nueva apreciacin del trabajo necesario para dar forma a las obras de historia y de cmo estas a su vez dan forma al mundo del pensamiento y de la accin.

John H. Elliott

Ttulo original: History in the Making

John H. Elliott, 2012

Traduccin: Marta Balcells

Editor digital: turolero

Aporte original: Spleen

ePub base r1.2

Para Oonah, que ha vivido

con las consecuencias

Este libro es a la vez personal e impersonal. Es impersonal en el sentido de que examina algunos de los temas y problemas abordados por los historiadores durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros aos del XXI. Es personal porque el periodo desde la dcada de 1950 es el que cubre mi propia carrera como historiador en activo. As pues, expresa, a la luz de mis experiencias personales, opiniones sobre la praxis de la historia segn ha evolucionado en el transcurso de mi vida profesional. Tambin es personal en el sentido de que he seleccionado varias de mis propias publicaciones como punto de partida para tratar temas que, aunque a m me interesen particularmente, pueden plantear cuestiones de inters a cualquiera que le guste leer o escribir sobre el pasado. Con todo, no pretende ser en ningn sentido una apologia pro vita sua , a pesar de que alguna vez pueda causar tal impresin en el lector. George Kitson Clark, historiador de la Gran Bretaa decimonnica que fue mi mentor durante mi licenciatura en el Trinity College de Cambridge, acostumbraba a recitar los versos de Kipling:

There are nine and sixty ways of constructing tribal lays,

And every single one of them is right! [1]

Aunque pienso que esto no es del todo cierto en lo que respecta a la escritura de la historia, supone una actitud de tolerancia hacia diferentes perspectivas en la descripcin del pasado que he procurado hacer ma.

En lugar de fijar directrices, pues, el presente libro intenta indagar en algunas de las cuestiones a las que se han enfrentado los historiadores en general, y este en particular, durante los ltimos cinco o seis decenios al intentar comprender el pasado. Han sido dcadas de enormes cambios, tanto en los puntos de vista sobre el pasado como en el carcter del mismo oficio de historiador. La proliferacin de universidades y departamentos de historia en el mundo occidental ha conducido a un aumento ingente en la cantidad de historiadores acadmicos. Un gran nmero de mujeres se ha incorporado a una profesin que, antes de mediados del siglo XX, estaba dominada casi exclusivamente por hombres. Al mismo tiempo, se han erosionado las lindes tradicionales entre los saberes y, como consecuencia, el pasado se ha convertido en un campo abierto en el que se sienten libres de errar a su gana los representantes de todas las disciplinas humansticas. Si bien todo esto ha llevado a un gran enriquecimiento de nuestra comprensin de la historia y del proceso histrico en s, tambin ha conducido a largos debates, cuando no polmicas, sobre qu podemos realmente llegar a saber, y recuperar, del pasado y si de hecho hay algn pasado objetivo a la espera de ser recuperado.

Debo confesar que nunca me he interesado en particular por este debate, ni a decir verdad por las aproximaciones tericas al estudio del pasado. A los historiadores britnicos se les suele reprochar ser pragmticos en exceso, pero durante el ltimo medio siglo, sin mucho bombo terico, han puesto el listn muy alto a la hora de investigar y escribir sobre el pasado, no slo de su propio pas, sino tambin el de naciones y sociedades extranjeras. Creo que la teora es menos importante para escribir buena historia que la capacidad de introducirse con imaginacin en la vida de una sociedad remota en el tiempo o el espacio y elaborar una explicacin convincente de por qu sus habitantes pensaron y se comportaron como lo hicieron.

La mayor parte de lo que he investigado y escrito se produjo antes del advenimiento de la informtica fcilmente accesible. Este libro, que proviene de un representante de la ltima generacin de historiadores anterior a la era digital, podra pues tener por s mismo algn inters histrico, aunque slo fuera como documento. Las generaciones futuras, libres de las limitaciones impuestas por los horarios de apertura al pblico y las inciertas condiciones de trabajo en bibliotecas y archivos, quiz vuelvan la mirada con una mezcla de asombro e incomprensin hacia las actividades de sus predecesores, armados de poco ms que pluma y cuaderno, y se extraen ante las inmensas lagunas en la informacin a su alcance.

Y sin embargo, con todo el aumento de informacin que puede esperarse de la aplicacin de los recursos electrnicos hoy disponibles para los historiadores, los problemas a los que siempre se han enfrentado continuarn salindoles al paso. Intentar aprehender el pasado es tarea escurridiza y todo historiador serio tiene una aguda conciencia de la distancia que separa la aspiracin y el resultado conseguido. El intento de salvar esa distancia es tan estimulante como frustrante. El estmulo procede del desafo que supone intentar liberarse de las posturas y supuestos previos contemporneos, a la vez que se reconocen las restricciones que imponen. La sensacin, al sumergirse en una poca anterior, de tener al alcance de la mano a sus habitantes y estar adquiriendo como mnimo una comprensin parcial de su conducta e intenciones produce una emocin intensa y convierte la investigacin histrica en una experiencia inmensamente gratificadora. Espero a lo largo de estas pginas dar una idea de la clase de recompensas que ofrece el estudio del pasado y transmitir algo de los gozos que puede producir escribir historia.

Cuando suger por primera vez, muy tmidamente, a Robert Baldock que Yale University Press, mi editorial durante ms de treinta aos, podra estar interesada en un libro de reflexiones personales sobre mi carrera como historiador y sobre los cambios y novedades que se han producido en el curso de mi trayectoria profesional, acogi la propuesta con entusiasmo. Desde entonces, ha sido el editor ideal, animando y engatusando al autor en los momentos en que las cosas se ponan cuesta arriba, comentando cada captulo a medida que apareca y vigilando cada fase de desarrollo del libro sin quitar el ojo de encima en tanto que avanzaba hacia su publicacin. Le estoy muy agradecido, al igual que tambin lo estoy a su equipo, totalmente entregado a su trabajo: Candida Brazil, Tami Halliday y Stephen Kent, cuya labor con las ilustraciones incluye el magnfico diseo de la cubierta. Tambin me gustara dar las gracias a Laura Davey por su experta preparacin del original, a Lucy Isenberg por la correccin de pruebas y a Meg Davies por la elaboracin del ndice analtico.