aa - La historia comenzó así
Here you can read online aa - La historia comenzó así full text of the book (entire story) in english for free. Download pdf and epub, get meaning, cover and reviews about this ebook. genre: History. Description of the work, (preface) as well as reviews are available. Best literature library LitArk.com created for fans of good reading and offers a wide selection of genres:
Romance novel
Science fiction
Adventure
Detective
Science
History
Home and family
Prose
Art
Politics
Computer
Non-fiction
Religion
Business
Children
Humor
Choose a favorite category and find really read worthwhile books. Enjoy immersion in the world of imagination, feel the emotions of the characters or learn something new for yourself, make an fascinating discovery.
La historia comenzó así: summary, description and annotation
We offer to read an annotation, description, summary or preface (depends on what the author of the book "La historia comenzó así" wrote himself). If you haven't found the necessary information about the book — write in the comments, we will try to find it.
aa: author's other books
Who wrote La historia comenzó así? Find out the surname, the name of the author of the book and a list of all author's works by series.
La historia comenzó así — read online for free the complete book (whole text) full work
Below is the text of the book, divided by pages. System saving the place of the last page read, allows you to conveniently read the book "La historia comenzó así" online for free, without having to search again every time where you left off. Put a bookmark, and you can go to the page where you finished reading at any time.
Font size:
Interval:
Bookmark:
Leyendas de la Troika1
Arkady y Boris Strugatsky
Ttulo original ruso: Skazka o Troike
Traduccin Edith Zilli
Copyright 1977 by Arkady y Boris Strugatsky
IMPRESO EN ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA
Queda hecho el deposito que previene la ley nmero 11.723
EMEC DISTRIBUIDORA S.A.C.I.F. y M. Buenos Aires 1978
1 La presente novela integra el volumen PICNIC EXTRATERRESTRE
1
Leyendas de la Troika
La historia comenz as. Un da, precisamente cuando estaba
atestado de trabajo y sudando tinta por un envo extraviado a nombre de la
Planta Magicotcnica Kitezhgrad, apareci en la oficina mi amigo Edi
Amperian. Como es una persona correcta y bien educada, no se materializ
sin ceremonias en la silla de mimbre de los visitantes, ni irrumpi
desagradablemente a travs de la pared, ni se arroj con violencia por el
travesao abierto, como si fuera un guijarro lanzado con catapulta. Casi
todos mis amigos andan siempre de prisa, atrasados con respecto a algo o
con demora para cualquier otra cosa y siempre se materializan e irrumpen,
o se lanzan por donde sea sin vergenza y a su antojo, evitando los medios
normales de comunicacin. Edi no es como ellos: entr decorosamente por
la puerta. Y hasta llam con los nudillos, aunque abri antes de que yo
tuviera tiempo de contestar. Se par frente a m, me dijo "hola" y pregunt
de inmediato:
Todava necesitas la Caja Negra?
Caja? murmur, perdida an la mente en las mercaderas
extraviadas . Qu quieres que te diga? De qu caja hablas?
Te molesto, verdad? observ cautelosamente el corts de Edi.
Lo siento, pero me envi el patrn. Mira, dentro de una hora
aproximadamente, lanzarn el nuevo sistema de ascensor en su primer
viaje ms all del piso trece. Nos ofrecen un paseo.
Yo tena el cerebro todava saturado por los vapores nocivos de la
jerga inventarial; todo lo que pude decir fue:
No habamos perdido un ascensor en el piso trece de este ao?
Pero entonces los primeros trocitos de la informacin que Edi acababa
de darme me entraron en la materia gris. Dej la lapicera y le ped que
repitiera lo que haba dicho. Mi amigo lo hizo, con mucha paciencia.
En serio? pregunt en un dbil susurro.
Muy en serio.
Vamos respond, sacando del escritorio la carpeta de pedidos.
Adnde?
Cmo adonde? Al piso setenta y seis.
As noms? observ Edi, meneando la cabeza. Antes tenemos
que ir a ver al patrn.
Para qu?
l lo pidi. Hay ciertos problemas con respecto al piso setenta y
siete. El patrn quiere ponernos sobre aviso.
Me encog de hombros, sin discutir. Me puse la chaqueta, saqu de la
carpeta el pedido de Caja Negra, y ambos salimos para ir a ver al patrn de
Edi: Fedor Simeonovich Kivrin, jefe del departamento de Felicidad Lineal.
2
En la plataforma del primer piso, frente a la cabina del ascensor,
reinaba una batahola increble. La puerta del vehculo estaba abierta, as
como la puerta plegadiza. Haba muchas luces encendidas, centelleo de
espejos y fulgor de superficies pulidas. Una multitud de curiosos y de
interesados en viajar se agrupaba sobre el viejo y rado estandarte, que
proclamaba: "Lancemos el ascensor para las vacaciones". Todos
escuchaban cortsmente a Modesto Matveevich Kammoedov, el director
suplente, que pronunciaba un discurso para algunos electricistas del
Departamento de Supervisor de Calefones Solovetsk.
Esto debe terminar exhortaba Modesto Matveevich. Esto es un
ascensor, no un espectroscopio ni un microscopio. El ascensor es un
poderoso medio de locomocin: eso es fundamental. Es tambin un medio
de transporte. El ascensor debe ser como un camin de descarga: lleva al
pasajero, lo deja donde sea y vuelve. se es el primer punto. La
administracin viene notando desde hace tiempo que muchos de nuestros
compaeros cientficos (y eso incluye a algunos acadmicos) no saben usar
un ascensor. Estamos combatiendo esa deficiencia y vamos a ponerle fin.
Impondremos exmenes para otorgar licencias que autoricen a operar un
ascensor, y los servicios prestados en el pasado no sern tomados en
cuenta...Estableceremos el ttulo de Maestro Ascensorista... etctera. Este
es mi segundo punto. Y los electricistas, por su parte, deben garantizar un
servicio ininterrumpido. No es cuestin de apelar a las condiciones objetivas
como excusa. Nuestro lema es "ascensores para todos". No importa
quienes. El ascensor debe estar en condiciones de resistir la entrada del
acadmico menos educado.
Nos abrimos paso entre la multitud. La pompa de aquella reunin
improvisada me caus una profunda impresin. Tuve la sensacin de que
ese da, al fin, el ascensor funcionara de veras; quizs hasta siguiera
funcionando por veinticuatro horas. Era imponente.
El ascensor haba sido siempre el taln de Aquiles de nuestro instituto
y en especial de Modesto Matveevich. En realidad no tena nada de especial.
Era un ascensor como cualquier otro, con sus cosas buenas y sus cosas
malas. Como corresponde a un ascensor que se precie, no dejaba de
trabarse entre dos pisos, estaba siempre ocupado, quemaba las bombillas
elctricas que se le instalaban y requera una conducta irreprochable,
adems de mucha destreza con la puerta. Cuando uno suba al ascensor no
poda afirmar con certeza dnde y cundo saldra de l.
Pero nuestro elevador tena un rasgo particular y nico: no poda
soportar la altura ms all del piso trece. Naturalmente hay en la historia
del Instituto crnicas escritas de conductores muy hbiles que lograron
superar la oposicin del mecanismo y hacerlo subir hasta alturas
fantsticas. Pero para el hombre normal, el territorio interminable que se
ergua ms all del piso trece era como un espacio vaco. Corran toda clase
de rumores, algunos contradictorios, con respecto a esos territorios, casi
3
completamente aislados del mundo y de la influencia de la administracin.
Se deca, por ejemplo, que el piso ciento veinticuatro tena una salida hacia
un espacio antiguo donde las propiedades fsicas eran distintas; que en el
doscientos treinta viva una antigua raza de alquimistas, descendientes
espirituales de la famosa Unin de los Nueve, fundada por Asoka, el
iluminado rey indio; que en el mil diecisiete an vivan junto a la costa del
Mar Azul el viejo, su mujer y el Pez Dorado.
El piso que ms me interesaba (y tambin e Edi) era el setenta y
seis. Segn Controlador de Inventarios, era all donde se guardaba la Caja
Negra ideal, indispensable para todo laboratorio de computacin. Tambin
viva all una chinche parlante que el Departamento de Felicidad Lineal
necesitaba desde haca tiempo. Por lo que sabamos, el piso setenta y seis
era una especie de depsito para las anomalas de la naturaleza y de la
sociedad y muchos de nuestros empleados habran querido meter las manos
en ese cofre de tesoros. Fedor Simeonovich Kivrin, por ejemplo, soaba con
los Sedimentos Granulados de Optimismo que all haba, segn rumores.
Los muchachos del Departamento de Meteorologa Social estaban
desesperados por conseguir cuanto menos un Hombro Fro calificado; se
crea que all contaban con tres y que esos tres tenan una temperatura
efectiva cercana al cero absoluto. El viejo Cristbal Josevich Junta, director
del departamento del Significado de la Vida y doctor en las ciencias ms
inconcebibles, se mora por conseguir el nico ejemplar sobreviviente del
Sueo Sin Alas con destino a la Tierra, para disecarlo; el los ltimos
veinticinco aos haba intentado cuanto menos seis veces quebrar las
Next pageFont size:
Interval:
Bookmark:
Similar books «La historia comenzó así»
Look at similar books to La historia comenzó así. We have selected literature similar in name and meaning in the hope of providing readers with more options to find new, interesting, not yet read works.
Discussion, reviews of the book La historia comenzó así and just readers' own opinions. Leave your comments, write what you think about the work, its meaning or the main characters. Specify what exactly you liked and what you didn't like, and why you think so.