Mauro Piacenza - El sello (Libros Palabra) (Spanish Edition)

MAURO PIACENZA

EL SELLO

CRISTO, FUENTE DE LA IDENTIDAD
DEL SACERDOTE

PRLOGO: Card. Antonio Caizares

Coleccin: Libros Palabra

Director de la coleccin: Juan Jos Espinosa

2010 Edizioni Cantagalli S.r.l.

Ediciones Palabra, S.A., 2011

Paseo de la Castellana, 210 - 28046 MADRID (Espaa)

Telf.: (34) 91 350 77 20 - (34) 91 350 77 39

www.palabra.es

Traduccin: Jos Ramn Prez Arangena

Edicin en ePub: Jos Manuel Carrin

ISBN: 978-84-9840-837-9

Todos los derechos reservados.
No est permitida la reproduccin total o parcial de este libro, ni su tratamiento
informtico, ni la transmisin de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea
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sin el permiso previo y por escrito del editor.

Con mucho gusto presento la edicin espaola de El sello, agradeciendo a Ediciones Palabra que se haya encargado de su publicacin

Los grandes desafos que la sociedad contempornea profundamente secularizada y aparentemente prisionera del propio relativismo narcisista plantea al ministerio sacerdotal reclaman, urgentemente, una respuesta que pueda ahondar sus races nicamente en la verdad, entendida ya sea como verdad de la razn, obediente a la ley natural, ya como verdad revelada.

El sacerdote, en tal contexto, est llamado a recordar continuamente su identidad, la cual no tiene su origen en la cultura dominante, ni puede estar determinada, en cada poca, por el gusto o por las exigencias pastorales. La identidad sacerdotal proviene del mismo Cristo, que, como seala el subttulo de este libro, es la fuente.

Tener clara la propia identidad cristolgica y, por tanto, ontolgicamente fundamentada permite al sacerdote adentrarse, sin perderse, incluso en las fronteras ms alejadas de la sociedad y del corazn de los hombres, y mantener fija la mirada en Aquel con el que ha sido configurado sacramentalmente: Jess de Nazaret, Seor y Cristo, crucificado y verdaderamente resucitado.

El ejemplo de los grandes sacerdotes de la gloriosa historia de la Iglesia en Espaa, desde el apstol Santiago a san Juan de vila, de san Juan de la Cruz a san Ignacio de Loyola, hasta a san Josemara Escriv y a los cientos de sacerdotes mrtires de la fe, recalca con fuerza que, all donde la oracin, la celebracin eucarstica, la fidelidad al confesonario y la unidad con Pedro y sus sucesores, se viven como dimensiones intrnsecas de la existencia, la misin adquiere una inesperada eficacia, toda ella fundada dinmicamente en la fuerza del Espritu, mucho ms que en estrategias humanas. La nueva evangelizacin depender enteramente de la docilidad al Espritu y de la fidelidad a la Verdad que es Cristo!

Confo a la Bienaventurada Virgen Mara, Reina de los apstoles, la vida, el camino de conversin y santidad, y el ministerio de todos los sacerdotes y con ellos, con la alegra de los discpulos predilectos canto: T eres, Virgen Mara, el orgullo de nuestro pueblo.

Ciudad del Vaticano, 1 de mayo de 2011

Domingo de la Divina Misericordia

Si las puertas del Infierno no prevalecern contra la Iglesia y si no hay Iglesia catlica sin ministerio sacerdotal, de dnde partir para una comprensin correcta y lo ms adecuada posible del sacerdocio? Cmo redisear el rostro, a veces desfigurado, de los sacerdotes? Cmo proponer a un joven, hoy, la senda de la vocacin?

El presente texto trata de responder, al menos a ttulo de esbozo, a estas apremiantes preguntas.

En el actual clima cultural, el sentido de lo sagrado y, con l, la dimensin pblica de la fe se dira que no tienen sitio. Un contexto tan difundido parecera sugerir que ya se ha superado la presentacin del sacerdote como hombre de lo sagrado o de Dios y que su presunto papel de lder incluso debidamente fundado prima sobre el testimonio evanglico y sobre la santidad de vida.

Sin embargo, las Sagradas Escrituras, la ininterrumpida Tradicin eclesial y todo el Magisterio autntico nos sugieren que no es as. La identidad, la consistencia teolgica y espiritual, as como la existencia misma del sacerdote se fundan en la gratuita eleccin de Dios, en la configuracin con Cristo Sacerdote que se le confiere en la sagrada ordenacin; en definitiva, en el sello sacramental que el Orden sagrado comporta y en la configuracin ontolgica con Cristo Seor.

Ciertamente, la re-comprensin del ministerio ordenado no puede separarse de la gran senda de la Nueva evangelizacin (que para algunas generaciones podra representar incluso la primera evangelizacin), para la que el Santo Padre Benedicto XVI ha querido incluso instituir un especfico Consejo Pontificio. Al margen de una explcita lgica de fe, y sin una permanente visin sobrenatural, el sacerdocio queda como un tesoro oculto, tanto para los fieles laicos como para los sacerdotes mismos.

Es preciso recomenzar desde ese alegre y animoso impulso de la fe que es posible experimentar existencialmente, por ejemplo, en los movimientos y en las nuevas comunidades. Y tambin con una buena dosis de humilde autocrtica acerca de algunos senderos estriles, y por tanto equivocados, que se han transitado en las ltimas dcadas.

Solo una fe que impregne la vida en la que el problema del sentido halle respuesta y el cntuplo aqu en la tierra se experimente de forma concreta, incluso en su dimensin de sacrificio puede hacerse autnticamente misionera. Solo una fe que impregne la vida, en definitiva, suscita esa dinmica misionera que, con la fuerza del Espritu, es capaz de prender el fuego en la tierra. Ese fuego que, justamente en el sello sacramental del Orden sagrado, encuentra su ms elocuente manifestacin para la vida de los sacerdotes y, con ellos, del entero pueblo de Dios.

A lo largo del Ao Sacerdotal 2009-2010, el Santo Padre Benedicto XVI nos ha llamado a participar en una meditacin conjunta sobre el ministerio sacerdotal, a fin de promover una autntica renovacin espiritual de los sacerdotes, verdadera raz de toda eficacia misionera y pastoral, conditio sine qua non para que la nueva evangelizacin no sea un simple eslogan, sino una realidad eficaz y operativa.

A todos juntos, y yo mismo con vosotros, se nos impulsa a profundizar en nuestra identidad y a sacar de ah autnticos puntos de renovacin; tambin en orden a la formacin, tanto inicial como permanente, en conexin estrechsima. Por lo dems, en ningn mbito de la existencia humana es posible formar si no se sabe bien qu formar.

Por consiguiente, y este es el enfoque que deseo dar a estas reflexiones, la cuestin de la identidad sacerdotal precede lgica, cronolgica y hasta teolgicamente a la de la formacin sacerdotal, y no al revs.

En estos primeros pasos deseara meditar con vosotros acerca de la vocacin: sobre su naturaleza especfica; sobre cmo se manifiesta y documenta; sobre cmo debe y puede ser acogida y custodiada, alimentada y protegida, verificada y, finalmente, confirmada por la libertad, que se adhiere a la intervencin de Dios en la vida de cada cual.

El meollo de la vocacin, en el sentido ms amplio y usado del trmino, no es otro que vivir la entera existencia conforme a las condiciones en que Dios pone al hombre, con acatamiento de las circunstancias y aceptacin humilde de la realidad. En cambio, si se emplea en el sentido ms preciso de vocacin a una entrega total a Dios, la vocacin entraa la relacin de nuestra vida con el Misterio. No es otra, no es una superestructura, sino sencillamente mi, tu relacin con Cristo, cuya modalidad, con todo, la decide el Seor. Volveremos sobre el tema en breve.