NOVELA
Abrazando la vida
Graciela Astesano
Abrazando la vida
Graciela Astesano
ISBN: 978-84-617-3719-2
Enero de 2015
Coordinacin editorial: Mercedes Figuerola
Diseo de cubierta: Mara Prez-Aguilera
Realizacin eBook: Juan Carlos Lpez
El copyright de los fragmentos de las canciones citadas pertenecen a sus autores y solo ellos son los dueos de la propiedad intelectual.
Los personajes y situaciones que aparecen en esta historia son ficticios. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia.
Queda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin total o parcial de esta sin el permiso escrito de los titulares de los derechos de explotacin.
ndice
Para Alberto
Solamente si has perdido tu prdida,
cortaremos el hilo
para empezar de nuevo.
Roberto Juarroz
Argentina, 1978
A las siete, ya llevaba una larga cadena de minutos escrutando los ngulos en la oscuridad. Oa amplificadas las respiraciones queridas y un aire silboso que, lleno de gotas, empujaba la persiana y traa el cacareo del tren; si decs rpido quetren quetren quetren, es igualito al ruido que hacen los vagones, deca Eugenia. Se levant con cuidado para no despertarla dorma arremolinada en un revoltijo de sbanas y, con la liviandad de un ngel, alarg cuatro pasos crujientes sobre el viejo parquet hasta la habitacin de su nico hijo, para arropar sus piecitos.
Apenas vestido, baj las escaleras. En la calle el viento era tan fuerte que haba que pedir permiso para salir... Soplaba desde Rivadavia, de donde solo lo separaban cincuenta metros que l recorri escudado en su paraguas, atrado por el aroma dulce de las facturas y el pan recin horneado de La Flor de Flores, como se llamaba la panadera bautizada por su amigo con su propio apellido, que, casualmente, coincida con el nombre del barrio. Se meti por el obrador, donde lo recibi un calorcito reconfortante y la sonrisa de Luis en camiseta con su panza como levadura:
Loco! Hacs temblar la croqueta. Campos de concentracin en pleno Buenos Aires?...
No, no digo eso no poda probarlo, pero ah, a unas cuadras, resquebrajaban tipos y todos en el limbo, sino gente detenida de manera ilegal.
No s dijo el gordo, mientras sacaba las manos de la masa y se las restregaba con harina; al final va a resultar que las viejas no estn tan locas.
El Chiquito no vino? Qu..., el esclavo te abandon? pregunt refirindose al ayudante, un gigantn de dos metros, excelente muchacho pero al que, segn el gordo, le faltaban cinco para el peso. Por eso trabaja para vos, gentilhombre, sola decir Ral, que en ese momento se serva una docena de medialunas y unas figacitas.
Fue al galpn por harina. Tomamos unos mates?
No. Me voy, no quiero que se enfren, prefiero caf, cobrmelas.
Qu te pasa, loco? Los matecitos del domingo son un ritual.
Me han sacado lo de la radio, reestructuracin le dicen...
No te calents, vendrn cosas nuevas. A esto invita la casa. Cuidate, no seas boludo.
Gracias, gordo. Chau.
Che, el paraguas! Si estuviera bien me lo quedaba, pero escrachado no me sirve.
Corra pegado a la pared con el viento a favor. Recogi los peridicos, se sec los pies en el felpudo, ascenda leyendo las portadas de la competencia. Dej los diarios sobre la mesa y llev el paraguas al lavadero: dos varillas sueltas, tena razn el gordo, mejor a la basura. Fue a la cocina, prepar la cafetera, la puso al fuego. Abri el diario, sigui pasando las hojas y, al llegar a su artculo, encontr un papel de color blanco con la palabra Chist, y debajo Shh... Letras grandes y negras formadas por atades, uno a continuacin de otro; la hoja estaba impresa con mimegrafo, la observ por ambos lados, s, eran cajones y en el puntito de la i una corona... La oleada de adrenalina le induca: el diariero es un pobre tipo, no es capaz, la habrn puesto despus... Imposible, los diarios estaban dentro, el muchacho los tira por la ventanita. Entonces abrieron... Imposible, tiene que haber sido antes y por ms que se lo pregunte me dir que no sabe. A cuntos...? Dobl la nota y la guard en el bolsillo del vaquero. Su silencio se vio interrumpido por los dulces balbuceos de Gonzalo; raudo se desplaz hasta el dormitorio. Pero los movimientos haban despertado a Eugenia, que apareci descalza con su pijama blanco a rayas verdes. Enredada en su maraa de cabellos negros, deca con voz bostezada: Dejmelo, amore, vos prepar la leche para el bibern. Lo abrigo y vamos.
Hasta qu hora pintaste? pregunt Ral mientras se diriga a la cocina.
Hasta las tres contest con otro bostezo; se despierta tan feliz mi beb, a quin habr salido?
A vos! grit cuando abra en la mesa el paquete de las facturas; luego calent la leche, carg el bibern, prob en el antebrazo y chup un poquito; sirvi dos tazas de caf y llam a su mujer.
Medialunas calentitas! Sos un cielo.
El gordo no me las quiso cobrar, me dijo que le d con un hacha al Gobierno.
S, claro, como l no expone su pellejo Eugenia le entreg el bebe a su padre y se sent, mientras aada azcar al caf se puso a hojear el peridico; se detuvo en su artculo (Tolerancia cvica), y a medida que lo repasaba sus ojos asombrados se iban abriendo; levant la vista y: No pods escribir esto...
La gente desaparece, no podemos tener anteojeras, no podemos no enterarnos y sonri a Gonzalo, que en sus brazos lo miraba sin ver, chupando hambriento su bibern.
No s..., no sabemos quines son los pistoleros.
Todo est podrido. La polica corrupta est apoyada por los milicos, si te creen culpable te tratan peor que a las vacas...
Si son terroristas, que los juzguen interrumpi Eugenia.
En las guerras no hay justicia mascull Ral mientras masticaba una medialuna.
Volv, por favor!
No puedo ser cnico, tengo que contar la verdad. No hay intervenciones divinas, nosotros tenemos que mojarnos.
No pongas todo en duda, hacelo por nosotros. Acordate lo que dice la milonga o Borges, no s, pero tiene razn: Lo que digo con el pico, lo sostengo con el cuero.
Hay gente a la que todo le da igual, basta que a ellos no les toque. Es la idiosincrasia del argentino, siempre mirando para otro lado; hay que luchar por el terruo. Qu desgracia la de este pas, todo el mundo sintiendo como un extranjero, como si con ellos no fuera la cosa, como tu hermana...
No tiene nada de malo, se dedica a vivir su vida. La gente no cuestiona la poltica por miedo, desean que todo est perfectamente seguro, es un tiempo peligroso, las cosas no son claras. En la superficie parece que est todo bien, que no pasa nada, son como subterrneas, viste? Tens que tener fe, todo pasar.
La fe empieza donde acaba la razn, palabras de Kierkegaard contest Ral.
Ms a mi favor dijo ella sealndose con el pulgar, mientras devoraba la segunda medialuna y con la boca llena adverta: Vos no te mets, no son tiempos razonables. Estamos en una dictadura, o es que no lo quers entender? Qu tens que avisar? Acaso tens complejo de tero?
Gonzalo empez a llorar.
Dejemos de discutir dijo Ral ponindose en pie y moviendo en sus brazos al beb. Cantale tu cancin, as se re; ese cantito extranjero es mgico, como un cdigo que le hace rer.
Uffa... No lo muevas, que va a vomitar alert Eugenia: Era Rodolfo un reno que tena la nariz roja como una grana, pa papa ra... Ya se re, mi beb, qu cosa ms bonita! S, como Rodolfo el reno que tena la nariz... Mi mam me lo cantaba tocndome la nariz, es un continuum nutritivo, l se lo har a sus hijos.
Dame un abrazo, con mucha energa, que lo necesito dijo Ral.
Un abrazo de tres, con Gonzalo en medio; por favor, pens... Los pajaritos no cantan cuando llueve.