H AROLD S. K USHNER es el rabino laureado del
Templo Israel en Natick, Massachusetts,
donde reside.
Tambin de Harold S. Kushner
EN ESPAOL:
Debemos ser perfectos?
EN INGLS:
The Lord Is My Shepherd
Living a Life That Matters
How Good Do We Have to Be?
To Life!
Who Needs God
When All Youve Ever Wanted Isnt Enough
When Children Ask About God
Commanded to Live
Primera edicin Vintage Espaol, abril 2006
Copyright de la traduccin al espaol 1996 por Eduardo Rosell Toca
Todos los derechos reservados. Editado en los Estados Unidos de Amrica por Vintage Espaol, una divisin de Random House, Inc., Nueva York, y en Canad por Random House of Canada Limited, Toronto. Originalmente publicado en ingls en los EEUU como When Bad Things Happen to Good People por Schocken Books, un sello del grupo editorial Knopf, una divisin de Random House, Inc., Nueva York, en 1981. Copyright 1981 por Harold S. Kushner.
Vintage es una marca registrada y Vintage Espaol y su
colofn son marcas de Random House, Inc.
Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos
Informacin de catalogacin de publicaciones est archivada.
eISBN: 978-0-307-51843-9
www.grupodelectura.com
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E N MEMORIA DE
A ARON Z EV K USHNER
(19631977)
Y [David] respondi: Viviendo an el nio, yo ayunaba y lloraba, diciendo: Quin sabe si Dios tendr compasin de m, y vivir el nio? Mas ahora que ha muerto, para qu he de ayunar? Podr yo hacerle volver? Yo voy a l, mas l no volver a m.
II Samuel 12:2223
ndice
Introduccin:
Por qu escrib este libro
Uno
Por qu sufren los justos?
Dos
La historia de un hombre llamado Job
Tres
A veces no hay motivo
Cuatro
La gente encantadora no est exenta
Cinco
Dios nos permite ser humanos
Seis
Dios ayuda a los que dejan de hacerse dao a s mismos
Siete
Dios no puede hacerlo todo, pero puede hacer algunas cosas importantes
Ocho
Entonces, para qu sirve la religin?
Introduccin Por qu escrib este libro
ste no es un libro abstracto sobre Dios y la teologa. No pretende usar grandes palabras ni reestructurar nuestras preguntas para que nos convenzamos de que los problemas no son problemas, sino que nosotros slo pensamos que lo son. ste es un libro muy personal, escrito por alguien que cree en Dios y en la bondad del mundo, alguien que ha pasado su vida tratando de acercar a la fe a quienes estn a su alrededor, pero que necesit una tragedia personal para repensar todo lo que haba enseado y aprendido sobre Dios y sus caminos.
Nuestro hijo Aaron acababa de cumplir tres aos cuando naci nuestra hija Ariel. Era un nio brillante y alegre, que antes de los dos aos ya poda identificar doce variedades de dinosaurios y explicar a los adultos que los dinosaurios constituan una especie extinguida. Mi mujer y yo empezamos a preocuparnos por su salud desde que dej de aumentar de peso a la edad de ocho meses y sus cabellos empezaron a caerse cuando tena un ao. Consultamos a mdicos prestigiosos, vimos cmo lo etiquetaban con varios nombres complicados sin entender bien su situacin, asegurndonos que sera bajito pero normal en los otros aspectos de la vida. Poco antes del nacimiento de nuestra hija, nos trasladamos desde Nueva York a un suburbio de Boston, donde asum el cargo de rabino de la congregacin local. Descubrimos que el pediatra local estaba dedicado a la investigacin de problemas de crecimiento en los nios y le presentamos a Aaron. Dos meses despus, el da en que naci nuestra hija, visit a mi mujer en el hospital y nos comunic que la enfermedad de nuestro hijo se llamaba progeria, vejez prematura. Esto significaba que Aaron nunca llegara a poco ms de un metro, que carecera de pelo en el cuerpo y en la cabeza, que tendra aspecto ms de anciano que de nio, y que morira sin remedio al principio de su adolescencia.
Cmo se puede asumir una noticia como sta? Yo, un rabino joven, sin demasiada experiencia, ignorante del proceso de la desesperacin y la angustia, con las que me familiarizara bien pronto, sent aquel da una profunda y aplastante sensacin de injusticia. No tena sentido lo que estaba pasando. Yo haba sido una persona intachable, buena, que haba tratado de hacer lo que era justo a los ojos de Dios. Ms que eso, haba vivido en forma ms devota y ajustada a los preceptos religiosos que la mayora de las personas que conoca, todos con familias numerosas y saludables. Pensaba que haba vivido en la senda de Dios. Cmo poda pasarle esto a mi familia? Si Dios exista y era mnimamente honesto, ocupado en amar y perdonar, cmo poda hacerme esto?
Y aunque pudiera convencerme de que haba recibido un castigo por algo que haba cometido sin saberlo o por mera negligencia o descuido, por qu deba pagar Aaron con su propio cuerpo y su propia vida? Era un nio inocente, alegre, de slo tres aos. Por qu deba sufrir fsicamente y psquicamente cada da de su vida? Por qu deba ser sealado dondequiera que fuese? Por qu estaba destinado a llegar a la adolescencia, junto a nios y nias que se desarrollaban normalmente descubrindose condenado a la imposibilidad de casarse y ser padre? Sencillamente, lo que estaba pasando no tena sentido.
Como la mayora de la gente, mi mujer y yo nos educamos con la imagen de un Dios omnisapiente y todopoderoso que nos protega al modo de una figura paterna, como en su momento hicieron nuestros padres y an mejor. Si ramos obedientes y dignos, haciendo mritos, l nos recompensara. Si nos alejbamos del camino, l nos castigara a su pesar, pero firmemente. l nos protegera de hacer dao o de ser daados y cuidara de que recibiramos lo que merecemos en esta vida.
Como la mayora de la gente, yo era consciente de las tragedias que oscurecen el panorama: jvenes que mueren en accidentes automovilsticos, gente valiosa atrapada por enfermedades intolerables, vecinos y familiares con hijos subnormales o enfermos mentales que apenas se expresan. Pero la conciencia de todo ese dolor no me llev a sospechar acerca de la justicia de Dios, ni a cuestionar su rectitud, limitndome a pensar que l conoca mejor que nosotros el mundo que haba creado.
Y as lleg aquel da en que el mdico nos explic en el hospital acerca de la enfermedad de Aaron, su vejez prematura. Esto contradeca todo lo que me haban enseado. Me limit a repetirme una y otra vez en mi interior: No puede ser. No es as como puede concebirse el mecanismo del mundo. Tragedias como stas podan suceder a los orgullosos y deshonestos a quienes yo, como rabino, deba convencer del amor de Dios que todo lo perdona. Pero cmo poda pasar esto conmigo, con mi hijo, si mi fe era verdadera?
Hace poco le la historia de una madre israel que el da del cumpleaos de su hijo, abandonaba la fiesta, se encerraba en la intimidad de su habitacin, y lloraba porque su hijo estaba ms cerca del momento de cumplir con su servicio militar, un ao ms cerca del momento en que su vida peligrara, un ao ms cerca del momento en que poda ocurrirle a ella lo que a numerosos padres israeles les ocurre, obligados a llorar frente a la tumba de un hijo muerto en el campo de batalla. Cuando le eso, comprend exactamente lo que senta esa madre israel. Cada ao, en el cumpleaos de Aaron, mi mujer y yo celebraramos su desarrollo y crecimiento opacados por la certeza fra de que el tiempo transcurrido nos acercaba al insoportable momento en que Aaron nos sera arrebatado.